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Soledad

—Hola, dejen me presento, soy Shu Kurenai y hoy les voy a contar mi historia—

Yo nunca he sido una persona sociable, de echo soy todo lo contrario, les contaré desde donde recuerdo.

Desde que tenía cuatro años, los maestros notaron que me costaba hacer amigos por lo tímido que era, razón por la cual empezaron a "obligar" a los demás niños a juntarse conmigo.

Con el tiempo y mucha dedicación pude tener una amiga llamada rubí, la quise demasiado y quererla fue el más grave error que pude haber cometido.

Ese amor que sentía asia ella, no era de simples amigos, ella me gustaba y parecía que yo a ella, grave error.

Yo no le gustaba, ella era la más social de toda la primaría, además de la más bonita, y yo, yo era el típico niño serebrito y bicho raro que nadie quería cerca, como ella no se alejo de mí pensé que le gustaba, pero era todo lo contrario.

—Rubí... t-tu....¡Tu me gustas por favor se mi novia!—le dije más que nervioso

—jajaja ¿No lo entiendes verdad? Solo te quería para que hicieras mi tarea, ¿Enserio creiste que alguien como tú podría estar con alguien como yo?—me dijo claramente burlándose de mí

Después de eso nunca intente acercarme a alguien, me cerré al mundo y solo me centre en mis estudios.

Al cumplir los 12 años mis padres se separaron, mi padre se fue de la casa y mi madre empezó a beber.

Un día encontraron a mi madre muerta por una sobre dosis, mi padre por otro lado no quería que yo viviera con el, así que me rento un apartamento y me mandaba dinero mensualmente.

Estaba solo en la escuela, y solo en casa, no tenía ningún solo amigo, solo la soledad que era lo único que me acompañaba cada día.

La verdad ya era una costumbre para mí estar solo, y la verdad me sentía mejor así, de esa manera nunca sería lastimado, y si tenía una mejor amiga, y esa amiga era la "soledad".

Aprendí que no debo esperar nada de otras personas, aunque la pubertad para mí no fue desastrosa como para otros.

A los 15 años ya no necesitaba usar frenos y tampoco esos lentes que de porsi ni me servían, por eso empecé a usar lentes de contacto, ya ni me molestaba en cortarme el pelo ni peinarme, en fin, en secundaria le empecé a atraer a todas las chicas, pero no le hacía caso a ninguna, ya comprendía que era solo por mi apariencia y mi físico, estaba desidido, ya no caería en ese juego al que todos llaman "amor".

Ese día en la escuela era como cualquier otro, las chicas tratando de coquetear me, yo ignorandolas por completo, resibiendo malas miradas por parte de otros chicos por quitarles a "sus chicas", si, todo normal, o bueno, eso pensaba yo.

—muy bien chicos, hoy se les integrará un compañero, traten de ser amable con él—anuncio el maestro, yo no le dí mucha importancia asta que ví quien entró por la puerta

—Holaa todos, mi nombre es Valt Aoi, espero nos llevemos muy bien—un chico que parecía chica en mi opinión, tez canela, cabello azul sujetado con una deadema, ojos de un color chocolate con mucha inocencia, la presa perfecta para ese grupo de chicos a los que les gustaba aprovecharse de cualquiera