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Capítulo 5: Podemos hacerlo, lo haremos juntos.

Estamos yendo al hospital nuevamente, gracias al código azul que hubo hace unos días, no nos reprogramaron una cita, así que iremos y pediremos informes para alguna cita, no creo que al doctor le importe que irrumpamos de esa forma su consultorio.

Martín está perdido en sus pensamientos, sacude la cabeza, luego empieza a temblar, a veces se queda parado y es algo molesto, él siempre ha sido así, si algo lo atormenta no hay manera de que no se le note, es muy expresivo y eso me ha ayudado a entender cuando está mal y poder ayudarlo.

—¿Tienes hambre?— pregunta de pronto.

—Acabamos de almorzar Martín, no tengo hambre— sonrío.

—¿Será que comer mucho afecte en algo los exámenes del doctor?— lo volteo a ver con la confusión latente en mi rostro.

—Olvídalo, ideas mías, sigamos— aprieta mi mano y camina un poco más rápido, haciendo que yo también camine.

Aún confundida, sigo caminando hasta llegar al hospital, las puertas se abren haciendo que el aire acondicionado se sienta, las blancas paredes le dan luminosidad, como si estuvieramos en el mismo cielo.

—No sé porque todo tiene que ser tan blanco, si alguien despierta en un hospital pensará que murió.

Río, Martín tiene razón, pienso lo mismo —Puede que ese sea el objetivo, dar un susto.

Lo guío al consultorio del doctor que nos atiende y después de unos minutos lo vemos entrar.

—Disculpe doctor, hace unos días hubo un código azul y no nos pudo atender como debía y tampoco nos dió otra cita— musito, mientras Martín apoya su mentón en mi hombro y me abraza por la cintura.

—Oh si, lo recuerdo, lamento las molestias, perdí muchas citas y poco a poco la gente viene a preguntar, les puedo atender ahora mismo si gustan.

Miro de reojo a Martín, su semblante triste no cambia a pesar de los días, está más tranquilo pero sé que no se siente bien, Martín asiente a lo dicho por el doctor y me suelta para que entre primero.

Entramos y como siempre, Martín me indica sentarme primero y después él, el doctor se quita las gafas y nos mira expectante.

—Ya vimos... Los exámenes de infertilidad que nos aplicaron y...— a pesar de que quiere verse tranquilo, esta parpadeando mucho y tiembla un poco, es muy difícil para él esta situación, debo ser su apoyo por el momento, tomo su mano y la aprieto dos veces, me mira y valientemente continua lo que estaba contando.

—Eva es fértil y yo... Yo no— suspira.

—¿Qué tratamiento podríamos seguir?— dejo caer la pregunta, Martín ya ha dicho suficiente.

—Bueno, hay muchas maneras y más si lo faltante son los espermas y no el óvulo— mientras dice eso saca unas carpetas con ilustraciones de... Parece que lo que nos quiere explicar a continuación —Primero que nada, debería revisar sus exámenes, no pude verlos junto con ustedes por razones ya dichas, pero dependiendo de lo que los exámenes digan sobre la causa de su infertilidad, es que podemos encontrar las soluciones— dijo, alzando las carpetas.

Le entrego los exámenes que ya tenía en mi bolso a sabiendas de que lo pediría y los lee detenidamente —Vaya...

—No es posible que algo como un milagro o el espíritu santo haga que algo como esto sea factible, el karma o Satán mismo me está jugando un campeonato de golf donde yo soy la pelota— susurra cosas Martín entre sus pensamientos y balbucea unas más, no le presto atención porque sus delirios me desconcentran del diagnóstico, aunque cuando dice lo que piensa en voz alta es bastante gracioso.

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