Extra 2 - Guardianes

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El primer recuerdo que tenían todos los NPC de la Gran Tumba Subterránea de Nazarick era estar frente a un ser que instintivamente sabían que era su creador.

Su Dios o Diosa como querían llamarlos.

Los primeros sentimientos fueron de satisfacción...

Su creador había estado feliz de verlos esa primera vez.

Algunos incluso los elogiaron y si su Dios estaba feliz ellos también lo estaban. Después de las alabanzas fueron enviados a cumplir un propósito específico para cada uno de ellos. Ser de utilidad para sus creadores era la forma más elevada de felicidad.

Les estaban sirviendo.

Estaban siendo útiles.

Eso era lo que importaba.

Con el pasar del tiempo sus creadores no les habían dirigido una palabra más desde esos preciosos segundos en que las órdenes les fueron dadas.

Había veces en que lo odiaban.

Odiaban la misma rutina de siempre.

A veces desean una rutina diferente o unas nuevas órdenes. Pero lo que más deseaban era la compañía de sus creadores y estar siempre a su lado para cumplir cualquier deseo que quisieran ordenarles.

Estaba mal...

No tenía derecho a sentirse abandonado.

Pero no podían negarlo.

Había veces cuando sus creadores los habían dejado completamente solos. Todos los dejaron por lo que habían escuchado llamar su "vida real" a veces durante días o incluso semanas. Eran esos períodos de tiempo en los que sentían que no tenía ningún propósito.

Fueron creados por sus Maestros para su entretenimiento y para servirlos.

Entonces...


"¿De qué servían cuando aquellos para los que has sido creado para servir no estaban allí para que hagas exactamente eso?"


Aun así...

Sus Maestros eran su única razón para vivir.

Sin embargo...

No importaba que fueran Seres Divinos. Tenían el derecho de irse cuando quisieran y de hacer lo que quisieran. Ellos eran los únicos que no tenían ese derecho y ningún otro. Solo cumplir con las razones de su existencia: Proteger el gremio de sus Maestros y servirles.

Pero más que nada al Supremo Maestro Momonga-sama.

Era ampliamente conocido pero cada ser en la Gran Tumba de Nazarick que amaban a sus creadores especialmente a su benevolente Maestro de Ainz Ooal Gown quien se quedó con ellos más tiempo que cualquier otro Supremo.

Su sola presencia era suficiente para no sentirse abandonados.

Y por un tiempo fue suficiente...

Hasta que sus dioses comenzaron a abandonarlos uno por uno.

No entendieron...


"¿Por qué?"

"¿Qué era lo que habían hecho mal?"

"¿Qué pecado habían cometido ellos para que sus Dioses decidieran abandonarlos?"


Overlord: Juntos hasta el final (Pausado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora