Inhalo profundo y exhalo, aprieto el tubo del que me sujeto aún más de lo que ya lo hacía, mi mente se encuentra vacía, está en shock, se desocupa un lugar frente a mí pero realmente no quiero sentarme, las cosas no están bien, nada está bien, mi vida se acaba de hacer una mierda y ¿ahora qué?, de repente lo contrario, no podía pensar en nada y ahora empiezan los pensamientos intrusivos, solo pienso "quiero morir, quiero morir, quiero morir, quiero morir, ¡Carajo quiero morir!, ¡Solo quiero morir de una maldita vez!" miro a mi alrededor, mis pensamientos comienzan a ser gritos incesantes en mi mente y nadie en este pequeño autobús puede escucharlos o si quiera notar el lío que hay dentro de mí.

Mi cuerpo por fin comienza a reaccionar ante mi caos interno, normalmente se mantener mis emociones bajo control, lucir normal, pero esta vez no puedo evitarlo, siento las lágrimas correr hasta mis ojos y arremolinarse allí, el conductor pasa un tope, me tambaleo pero sujeto el tubo con toda la fuerza que tengo en estos momentos, la pasajera a un lado de mi también fue afectada por el brusco movimiento y se reincorpora golpeándome accidentalmente, no reacciono y ella tampoco lo hace.

Mi visión ya no es la misma, se nubla por las lágrimas, una de ellas se desliza por mi mejilla, simplemente la siento y la dejo continuar sin la intensión de secarla "¡Con un carajo, quiero morir, quiero morir!, ¡Alguien ayúdeme!, ¡Quiero morir!, ¡Por favor alguien ayúdeme!, ¡Necesito ayuda, se los suplico!" Inhalo fuertemente y exhalo de la misma forma, estoy suplicando a pesar de saber que nadie puede oírme pues lo hago internamente, el caos sigue solo en mi cabeza mientras que por fuera llevo un rostro inexpresivo, agotado, con unas pocas lágrimas que realmente nadie nota, comencé a aplicarme poco rímel hace unos días, y ahora tengo los ojos oscurecidos por el contorno, decido limpiarme el rostro, suelto el tubo para tallármelo con ambas manos, después avanzo hacia la puerta por entre la gente ya que estoy llegando a mi parada, aviso al conductor y bajo del autobús, desde aquí ahora solo es caminar hasta mi casa, ya oscureció, son entre las 9 y 10 de la noche, aflojo mi rostro, lo había estado tensando todo el camino, esta acción igualmente deja a mis lágrimas correr libremente, ya no me importa se con certeza que estas calles ya están casi vacías a estas horas y aunque hubiera alguien que lo notara, también sé que no preguntaría.

Llego a mi casa, saco las llaves de mi bolsillo y entro, enseguida cierro la puerta detrás de mí, las luces están apagadas porque no hay nadie, pero no me molesto en prenderlas, mis padres no llegaran hasta más noche, logró ver con la luz que se cuela desde afuera por las pocas lámparas que hay, voy directo a mi habitación y me veo frente al espejo, tengo el rostro lleno de manchas rojas, mi cabeza se siente fuertemente presionada por el rato que llevo llorando, pero esto no quiere decir que piense cesar, al contrario, mis lágrimas solo aumentan cada vez más y con más fuerza, comienza a dificultárseme el respirar, tomo un fuerte jalón de aire y continuo. Soy consciente de que no hay nadie a mi alrededor pero continuo gritando internamente "¡Por favor que alguien me ayude!, ¡Solo quiero morir!", no deje de hacerlo desde que baje del autobús.

Me siento sobre mi cama abrazando mis piernas fuertemente, a estas alturas debo tomar bocanadas de aire por la boca porque ya me es imposible respirar por la nariz, tomo el papel que está en mi mesilla a un lado de la cama y me limpio el rostro, las lágrimas salen nuevamente en cantidad enorme como si mis ojos fueran una fuente interminable de ellas.

Lloro, lloro y lloro no me detengo y eh perdido la noción de cuanto llevo así, escucho la puerta principal abrirse, significa que ha pasado una hora para que llegue mi padre, pasa junto a mi cuarto y va al suyo, eh cerrado mi puerta para que crean que me eh dormido, poco después llega mi madre, cenan, topan pocas palabras y van a dormir, llorar en silencio no es nada fácil, me he acostado en mi almohada y ahora por todos lados esta húmeda, le doy vuelta, mi cabeza simplemente se siente como si fuera a explotar y esto hace que las lágrimas paren un rato, veo mi celular, son las 4:37 de la madrugada, mis labios están secos y puedo sentir mis ojos completamente hinchados.

Me levanto y voy por un vaso de agua a la cocina silenciosamente, estoy a punto de regresar a mi cuarto cuando mi atención se fija en los cuchillos, no lo pienso demasiado y tomo uno, retomo el camino a mi cuarto y me encierro, allí me paro frente al espejo, contemplo mi cara hecha un asco por algunos minutos, mis ojos se han puesto rojos.

Miro el cuchillo y me miro de vuelta en el espejo, lo tomo por el mango y lo pongo en mi cuello, analizo el poder que tengo frente a mí de cambiar todo con una simple acción, no estoy pensando en nada, todo se centra en eso, lo pego a mi piel y recreo el movimiento necesario para cambiar todo pero suavemente sin hacer realmente nada, lo repito de nuevo, y de nuevo.

Pienso "¿Acaso sería una cobarde si escapo de esta forma de mis problemas?, o todo lo contrario ¿Estaría realizando un acto de valentía al dirigirme a la temida muerte?" Me hipnotiza el seguir fingiendo cortar mi garganta con el cuchillo y me tienta el realizar esto agregando presión, fuerza "Eh escuchado a muchos llamar a el suicidio de ambas formas, un acto de cobardía y un acto de valentía, pero ¿qué es realmente?" la razón a regresado a mí, despego el cuchillo de mi cuello, y lo dejo sobre mi mesilla, me recuesto en la cama "Nunca me perdonaría que mis padres tuvieran que llevar la carga de ser los primeros en encontrar mi cadáver y que se encuentre en la misma casa que ellos", estoy agotada, tengo los parpados pesados, dejo mi mente en blanco y permito que poco a poco el sueño se apodere de mi hasta caer dormida.

Suicidio en la travesía del desastreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora