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Es increíble como llegamos a perder a las personas, sin saberlo, sin conocer cuando o como, donde o el por qué.

Jamás olvidaré su mirada, ella era tan inocente para este mundo; ella era mi mundo.

Ella llegó a serlo todo, pero yo era demasiado estúpido para comprenderlo.

Idina Bell era un sol, era mi sol.

Provocó tantas cosas en mi en tan poco tiempo, jamás supe que era lo más me encantaba de esa pequeña e indefensa pelinegra. Si su sonrisa, la manera en la que hablaba, o como se mordía su labio inferior antes de decirme que no estaba de acuerdo conmigo.

La extrañaba, jamás pude decirle todo lo que sentí cuando la vi ese día.

Por primera vez me arrepentí de algo, me arrepentí por desaparecer de San Francisco cuando Jericho murió.

Fui un cobarde.

Lo sigo siendo.

Jamás dejaré de serlo hasta que pueda decirle que la amo, pero era imposible, estaba muerta.

Ella murió por mi culpa.

Miro la tumba frente a mi y seco un par de lágrimas que caían por mi mejilla. Cierro mis ojos cuando siento la presencia de otra persona junto a mi.

Jamás podré olvidar las última palabra de Slade, tenía razón.

Todo esto fue mi culpa.

Esa noche traté de ser el héroe, el mártir, pero lo único que obtuve esa noche...

Fue su muerte.

SAN FRANCISCO; 2015
[en cursiva escribiré el dialogo de Jericho]

La pelinegra sonríe hacia su cliente favorito, ella realmente amaba trabajar en ese lugar. En realidad, era como su casa; después de todo su padre era el dueño.

—Tu amigo acaba de llegar—Comenta su compañera de trabajo antes de ir a arreglar unas estanterías

—¡Jericho! Me estaba preocupando, me preguntaba cuando aparecerías por aquí—Saluda la chica con una sonrisa hacia su amigo musical. El pelinegro hace una señas mientras esta asiente—¿Demasiada tarea? Debí imaginarlo.

—¿llegó algo nuevo?

Idina sonríe con felicidad mientras le hace una señal de espera al de rasgos asiáticos. Cuando la pelinegra llega a la parte trasera, busca las cajas que había marcado para Jericho, amaba la pasión que tenía el adolescente por los vinilos, a su edad muy pocas personas preferían lo 'clásico'. Idina acomoda sus gafas antes de sostener la -casi-pesada caja con discos, cuando sale de almacén. Ve a Jericho observando un par de repisas, a la espera de su amiga.

—Llegaron esta semana, como siempre tu serás el primero en revisarlos. Me tomé la libertad de seleccionador algunos por ti—informa mientras le entrega la caja al pelinegro, quien agradece con una sonrisa.

Jericho examina la caja y saca un disco, la chica sonríe al saber que esa fue una de la selección que había hecho para él.

Gracias—Agradece con una sonrisa

—No es nada—Dice con una sonrisa, cuando estaba por volver a su trabajo se ven interrumpidos por otra voz frente a ellos.

—Por ese vamos a tener que pelear— escuchan. Ambos levantan la mirada del disco para mirar a un extraño castaño que se acercaba con un disco en sus manos— Salvo que te interese esta primera edición de Ziggy Stardust. En perfecto estado

El asiático mira con emoción a su amiga mientras hace un par de señas.

—Pregunta si es británico o estadounidense —traduce con serenidad, Dick sonríe y mira al chico

—Británico

Jericho hace un gesto satisfactorio.

—Trato hecho—Cuando ambos intercambian los discos, Jericho solo mira el vinilo con admiración y emoción— Soy Dick

—Ah... él se llama Jericho—traduce, Dick mira a la chica por un corto tiempo antes de hablar

—¿Y tú eres?

—Idina, soy Idina—responde

—Gracias Idina—la pelinegra asiente antes de marcharse para seguir trabajando.

Ninguno de los dos podía decir cuando habían caído por primera vez, tal vez fue por las constantes visitas de Dick a la tienda.

Algunas veces el azabache utilizaba la excusa de Jericho para ir a la tienda, pero realmente solo era eso, una excusa.

El azabache era consiente de las horas libres de Idina, pero jamás fue consiente del momento en que hablar con Idina se volvió una costumbre para él. Ambos podían hablar de música o de cualquier otro tema por horas y jamás se cansarían. Era extraño, Dick no sentía que estaba engañando a Dawn, porque no sabía que estaba perdiendo su amor por ella. Lo que estaba sintiendo por Idina era tan normal para él que jamás pensó que fuese amor.

Porque eso era, él la amaba y ella lo amaba.

Pero todo tiene un final, y para ella, fue cuando se enteró que él estaba en una relación. Después que Dick la besara.

—Mentiste. Debí imaginarlo... como pude pensar que te acercarías a mi—murmura con tristeza.

Una parte de ella lo sabía ¿Cómo se enamoraría de ella?, solo era una chica con bajo autoestima, con poco sentido de moda, no se consideraba para nada bonita y usaba anteojos.

¿Cómo él podría amarla?

—Idina... traté, traté de evitarlo—confiesa rompiendo el corazón de la pelinegra, Dick nunca fue bueno para hablar sobre sus sentimientos, siempre que trataba de hablar sobre ellos, decía cosas hirientes sin pensarlas— no, yo...

—Lo entiendo—Dice por lo bajo mientras acomoda sus gafas—Fue lindo mientras duró

—Idina, lo siento—Expresa antes salir de la tienda.

La pelinegra solo ve al azabache alejarse, y siente un par de lágrimas amenazando por salir de sus ojos, pero tenía que controlarse, ya se había preparado para ese momento.

Era un sueño, y al fin estaba despertando.

Idina jamás supo la verdadera razón de esa última despedida, pero Dick sí.

Sabía que debía apartarse de Idina mientras pudiese, no quería romperle el corazón más de lo que ya lo había hecho. Debía apartarla de él, era malo para ella. Las verdaderas razones de su acercamiento con ella no fueron sinceras al principio. Por mucho que le dolía por dentro, tenía que sacrificarse, por ella.

Porque ella lo valía todo.

wildest dream; dick graysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora