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SAN FRANCISCO, 2015
La pelinegra abraza a la madre de Jericho con tristeza, cuando empiezan a enterrar el ataúd. Jericho había muerto, y no sabía como.

La madre de su amigo no quiso comentarle como murió su hijo, Idina lo respetó, sabía lo mucho que dolía perder a alguien y sabía lo mucho que ardía recordar la forma en la esa persona especial murió.

Idina tenía la pequeña esperanza que los 'amigos' de Jericho aparecieran, pero no lo hicieron. Su amigo le hablaba maravillas de los chicos con los que se reunía a orillas de la playa, sabía que uno de ellos era Dick y su novia, realmente le había dolido que Jericho jamás le comentara sobre ella, tal vez se hubiese evitado el dolor.

—Está en un mejor lugar, tranquila—consuela la chica cuando la madre de Jericho solloza con fuerza sobre su hombro.

SAN FRANCISCO, 2019
La rubia entra a la cafetería con una sonrisa, amaba caminar todos los días desde su departamento hasta la cafetería, era como su 'ejercicio' diario. No era una rutina 'extravagante' pero era su rutina, así era ella, sencilla.

—¿Lo de siempre?—pregunta la morocha e Idina asiente, ya la conocían. Era evidente, desde que ese lugar abrió hace un año, ella se había convertido en cliente frecuente.

Cuando Idina paga y se hace a un lado para esperar su pedido, su teléfono suena. Un nuevo mensaje había llegado, sonríe al leer el nombre de su compañera de cuarto. La extrañaba, hace un par de semanas que su amiga se había ideo a México para visitar a su familia.

—Aquí tiene—Idina agradece antes de tomar su pedido, cuando está por abrir la puerta para salir del establecimiento, la puerta es abierta primero, dos personas entran.

Ambos evitan hablar, pero no evitan mirarse. Rachel, quién no comprendía por qué Dick pareció ver un fantasma, solo frunce el ceño con confusión, y al observar mejor a la rubia finalmente lo recuerda. El año pasado, cuando tocó las manos de Dick en la estación de Detroit, ella había visto a la rubia.

—¿Idina? —la rubia asiente con una sonrisa algo forzada.

—Dick—Dice mientras trata de parecer cómoda— Cuanto tiempo, realmente me gustaría hablar pero... debo irme

Dick asiente con algo de pena, pero no dice nada más. Rachel solo mira a otro lado, Dick parecía afectado, y lo estaba. Dick Grayson lo estaba.

Nadie sabía que Slade Wilson estaba acechandolo, el hombre sabía que Dick Grayson había sentido algo más que una simple amistad por esa rubia, el mercenario no desaprovechó la primera oportunidad que tuvo para secuestrarla.

Ahí fue cuando todo empezó, el verdadero juego. Slade tenía a los eslavones mayores, por un lado, había logrado secuestrar a la pequeña copia de Dick Grayson y, por otro lado; tenía a la pequeña joya dorada de Grayson.

—Déjalos ir—Murmura de rodillas en el suelo mientras se quita el chaleco anti-balas— me quieres a mi, déjalos ir.

—Dick Grayson.—Comienza. Deathstroke sale de su escondite con una golpeada y amordazada rubia, quien mira a Dick Grayson con miedo— ¿Creíste que al venir aquí sería tan fácil?

—Suéltala—demanda con firmeza—Me ofrezco yo en lugar de Rose, Jason o Idina—La rubia trata de no llorar, pero era imposible. No entendía que estaba pasando. Hace unos días estaba en su apartamento y luego... todo se nubló, cuando despertó. Dos extraños sujetos la golpeaban sin razón.— ¡Déjala ir! Solo estás enojado conmigo de todas formas ¡Ella no tiene nada que ver!

Idina suelta un jadeo sobre la venda en su boca, cuando el mercenario pasa una navaja sobre su abdomen.

—Nunca aprende ¿no?—pregunta hacia la rubia, quien no comprendía ¿por qué?—Siempre el héroe. Pero no decidirás lo que ocurrirá hoy, no eres un mártir... eres un estafador y esta noche—Las lágrimas de la rubia finalmente cae, cuando el hombre ya no la amenaza con una navaja, sino que la amenaza con un arma en su cabeza— Todos sabrán lo que pasó ese día, y ella también. Porque era su amiga—Dice, y el azabache en el suelo traga saliva mientras su piel se eriza por completo. Tenía miedo, miedo por Idina—Verás Dick Grayson, el problema con los estafadores es que no saben cuando parar...y siempre otro paga las consecuencias—el seguro del arma es desactivado.

—¡DETENTE! ¡Terminemos con esto! ¡Me quieres a mi! ¡No a ella!—Suplica Grayson— ella no tiene la culpa—Murmura— ella no tiene la culpa de lo que pasó ese día

—¿Qué pasó ese día, Dick?—pregunta Slade con enojo bajo la máscara

—Yo... yo asesiné a Jericho. Yo soy el culpable de la muerte de Jericho—confiesa

—Gracias—Dice Deathstroke antes de disparar el arma.

Dick abre sus ojos de par de par, cuando parte de la sangre salpica sobre él,  el cuerpo inerte de la rubia cae al suelo. Los pies de Dick tiemblan, una vez más fue su culpa. Su maldita culpa, alguien había muerto por su culpa. Otra vez.


SAN FRANCISCO; 2023

—Yo la amaba—Confiesa hacía Tim, quien solo mira a su hermano con pena— ella merecía algo mejor, pero tu la maldita suerte de cruzarse en mi camino. Arruiné su vida, Tim. Ella está muerta por mi culpa.

Tim Drake abraza a su hermano como señal de consuelo, podía comprender lo difícil que era. Él también había perdido a Cassandra, tal vez esas eran sus maldiciones. Ninguno que portara el manto de Robin podría tener un final feliz realmente.







FIN.
¿Qué les pareció?

Tal vez piense escribir a 'profundidad' la relación entre Dick e Idina. Pero, por el momento; este el final de este 'shot'

wildest dream; dick graysonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora