You Give Love a Bad Name. Pt 1

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Cuando Renata despertó, las imágenes de su sueño aún estaban tan presentes en su mente que le costó unos momentos darse cuenta que no era real.

Había sido un sueño extraño, algo sobre un asesinato donde alguien la delataba, había un gran juicio donde un montón de gente la culpaba y señalaba y lo peor es que ni siquiera sabía si realmente ella era la culpable.

Una vez ubicada en la realidad, se incorporó entre sus sábanas, su cabello negro y lacio le tapaba la mitad de la cara con el característico desorden de la mañana. Salió de la cama removiendo sus mechones para dar una vista rápida a la familiaridad de su cuarto. Había sido un sueño poco agradable, no lo suficiente como para recordarlo con claridad, pero si como para tener esa extraña sensación de desorientación por unos instantes luego de levantarse.

Se preparó para el día como cada mañana. Un desayuno ligero, un poco de ejercicio, luego un agradable baño y estaba lista. Su rutina se había convertido en un ritual personal que disfrutaba especialmente en los fines de semana, no podía pensar una mejor manera de empezar el día que dedicándose a sí misma.

Era domingo, y había pedido permiso para no ir a trabajar a la tienda de ropa, así que no tenía mucho por hacer, probablemente trabajaría en algunos de sus diseños personales y vería alguna película, desde que salió de casa de sus padres, aquellos días eran los que más le gustaban, solo ella en su propio espacio, todos necesitamos algo de tiempo a solas. Nada extraordinario, estaba agotada por la fiesta de la noche anterior, así que no tenía muchas intenciones de salir a la calle.

La fiesta había pasado sin grandes acontecimientos, a pesar del largo tiempo que llevaba sin ver a sus amigas, apenas y había hablado con ellas, había demasiada gente, lo que motivó sus deseos de ponerse al tanto de las consecuencias de la fiesta, hablando al menos del impacto que había tenido con el resto de sus conocidos. Una rápida mirada a su red social le ayudaría con esto.

Todos se la habían pasado bien y las fotos con frases de regocijo eran evidencia de esto. Luego de mirar algunas páginas, se topó con fotos de ella y Tristán, y fue hasta entonces que recordó porqué había dormido preocupada y la probable razón de su sueño inquietante.

Ya habían pasado casi dos semanas, y aun no había juntado el valor para hablar con él. No podía culparse, la realidad es que aquel tema no era sencillo de abordar. En especial por lo insegura que se sentía en realidad al respecto.

Después de todo, ¿cómo le dices a tu novio que quieres ver a otras personas y al mismo tiempo lo sigues queriendo a él?

Al principio ella misma no sabía cómo tomarlo, y es que jamás había tenido que pensar mucho al respecto, sus relaciones no duraban más de un par de meses habitualmente, ¿y su soltería? Aún menos, no tenía problemas en cuanto a pretendientes se refiere, y Renata era devota a la idea de no quedarse con las ganas. Si un chico la atraía y este se mostraba atento e interesado en ella, no veía razón para negarse a estar con él. Ella sabía a la perfección que era el tipo de chica por la que cualquier sujeto daría lo que fuera, detalles, cartas, miradas, regalos, comidas, paseos, tenía muy claro lo que podía obtener del sexo opuesto solo por ser ella misma, nunca había cuestionado cuanto tiempo quería que durara el placer de disfrutar esas cosas.

Y en cuanto a las relaciones personales, jamás había sido algo serio, al menos hasta ahora.

Y ahí estaba el problema, aunque en un principio si se había propuesto adoptar su relación con Tristán como algo definitivo, el tiempo le hizo ver que simplemente no podía hacerlo, no era que se aburriera de él, pero los otros chicos no habían desaparecido, siempre había alguien ahí dispuesto a tratar de conquistarla desde cero. Y la atención que uno obtiene de esa forma no es para tomar a menos, inevitablemente a todos nos gusta el interés que muestran las personas por nosotros.

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