Narra Alaia:
Tras estar toda la mañana y parte de la tarde caminando sin percances, llegamos a un claro y decidimos parar a descansar, pues ya tenemos más que aprendido que los claros son los sitios más seguros para darse un respiro.
Después de acomodarme en el tronco de un árbol tirado, posiblemente por el viento o por alguna enorme criatura, observó el claro con más atención, y me doy cuenta de que está lleno de flores blancas, me levanto y me acerco a la que tengo delante y cuando estoy a dos pasos de ella, me embriaga su aroma.
Empiezo a sentirme como en una nube, y a sentir el deseo de acercarme a Claudia y besarla. Y eso es justo lo que hago, y después de unos segundos, en los que ella me lo devuelve, me separo, y no puedo evitar reírme de la cara de sorpresa que ha puesto la principio.
Pero después del beso, el sentimiento no se queda hay.
—¿Tu también sientes ganas... como de... montarnos aquí mismo?—no se me ocurre otra manera de decirlo así que lo suelto a la carrera.
—Si...—tímidamente.
Me acerco a ella y le robó otro beso, para relajar un poco el ambiente, al mismo tiempo que pasó la mano por debajo de su camiseta, hasta llegar al pecho para desabrocharle el sujetador. Mientras, Claudia se queda sin saber cómo actuar, pues no puede hacer lo mismo que yo, ya que llevamos puesto un top. Entonces ella me besa y me echa para atrás.
—Mejor que cada una se quite su ropa.—y me guiña el ojo.
Tras desnudarnos, me acerco y nuevamente la empujó suavemente, Claudia responde tumbándose en el suelo, yo me agacho, quedándome de cuclillas delante de ella. En el fondo estoy (o mejor dicho estamos) un poco cortada, pero aún así no paro, y me pongo de rodillas. "Al fin y al cabo no es la primera vez que lo hago" pienso, acordándome de Alazne.
Miro la cara de mi hermana, y veo que está perdida, sin saber que hacer, por lo que, con mi característica impulsividad, hago lo mismo que hice con Alazne la primera vez (solo que ahora con experiencia): agacho la cabeza, acercándome a su coño, al llegar a el, empiezo a juguetear en el con mi lengua, y noto que ya está muy húmeda, sonrió de manera juguetona. Sin dejar en ningún momento de chupetear, haciendo gemir a Claudia, alargó la mano hasta alcanzar la mochila, donde, se encuentra mi vibrador favorito (aunque también el único que tengo, así que tampoco es un gran puesto), el cual me lo regaló Alazne, como una jugarreta, joder como te quiero.
Tras un cuarto de hora jugando juntas, ya ni siquiera soy consciente de mis actos, estos no ocurren más que por pura inercia, y por la soltura de mi hermana, creo que a ella le pasa igual. Prácticamente no soy capaz de pensar, al menos no cosas que no sean o tengan que ver con el sexo. Pero en un fugaz momento de lucidez, en mi mente entran dos palabras: Afrodita Venusiea.
Media hora de incesto, no paramos de sudar y ya nos hemos corrido cuatro veces, pero no quiero parar. Ahora es mi Claudia la que está lamiendo mi coño, la miró y siento un sentimiento extraño, como si supiera que hay algo malo en todo esto pero no logro darme cuenta de que es.
—¡Ah! ¡Ah!—jadeo—¡AAAAA!—y me corro.
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Las Gemelas Aventureras En El Bosque Prohibido
AventuraEsta es la historia de dos hermanas gemelas, Claudia y Alaia, que deberán internarse, para una compleja y peligrosa misión de rescate, en el llamado Bosque Prohibido, un bosque lleno de monstruos, horrendas criaturas y... bonitas flores engañosas. A...