🔹Saluda al pasado🔹

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Como si hubiera dado miles y miles de vueltas, el estómago Jung Min se revolvió. Creía haberse caído por un precipicio debido a que su delgado cuerpo temblaba. Abrió de golpe sus ojos y se encontró con un techo totalmente blanco, únicamente una lámpara que colgaba de éste, de estilo anticuado, distrajo su atención. Apoyó sus codos sobre el suelo e intentó levantarse como pudo.

Maldijo muchas veces, como había aprendido de su padre Yoon Gi, aquel que vivía de soltar malas palabras las veinticuatro horas del día.

Observó curioso el lugar. Era una habitación de niño, muy bonita y bien decorada. Había una estantería que estaba llena de cómics, de figuritas de acción... Los muebles tenían stickers de personajes animados, el escritorio estaba lleno de lápices de colores y la pared decorada con muchos dibujos.

Jung Min se sintió mareado y notó algo muy extraño. Su visión no era muy alta, estaba casi a la altura de la silla del escritorio. Entonces buscó como loco algún espejo para poder verse, sin importarle que no tenía la más pálida idea de donde se encontraba.


—No puede ser.


Al abrir la puerta del armario, un espejo de cuerpo entero le mostró su figura. Pequeño, delgado y con la ropa por los suelos. Volvía a ser una niño pequeño.

Desesperado y alterado por la situación, dio vueltas por la habitación y tocó todo lo que tenía a su alcance para comprobar que no estaba soñando, incluso se pellizcó con fuerza dejando una marca roja en su mejilla. Por un momento sintió ganas de llorar porque estaba asustado, no tenía idea de dónde estaba parado ni qué hora era, ni nada.


Hola, bienvenido al sistema de viajes en el tiempo— una voz de mujer, algo robótica, lo asustó. Miró su muñeca allí donde tenía aquel extraño y feo reloj y se dio cuenta de que le estaba hablando—, la empresa S.T.C le agradece su compra. Mi nombre en Yann, seré tu asistente en este viaje. Es un gusto conocerte, Jung Min.


—¡¿Pero qué mierda?!— gritó asustado, alejando el brazo de su cara— ¿Qué está pasando? No puede ser que haya viajado en verdad en el tiempo... ¡MIERDA!


Jung Min corrió, corrió y siguió corriendo dando vuelta como un perro pisándose los pantalones. Se volvió a mirar al espejo y se tocó el cuerpo, la cara, el pelo... Realmente era un niño otra vez, su delgadez lo hacía sentirse ligero como una pluma. Estaba entrando en pánico, no creía posible que aquella cosa se activara y lo llevara en el tiempo atrás. Ni siquiera recordaba el año que había puesto en ese reloj después el apretar el botoncito azul. Entonces, como el joven adulto que era, trató de calmarse y pensar fríamente en la situación. Inhaló y exhaló de forma pausada. Después soltó un gritó en silencio frente al espejo, porque suponía que debía de haber alguien en la casa y no tenía que hacer ruido, aunque antes había pegado un grito que lo dejó sordo.

Trató de buscar rápidamente un lugar donde esconderse si llegaba a entrar alguien. La puerta estaba medio abierta, por lo que corría peligro. Miró su reloj y pensó en preguntarle a aquella cosa qué se suponía que tenía que hacer ahora.


—Oye, tú, cosa...—le habló al reloj, apurado—¿En qué año estoy?


No lo sé, tú dime, ja-ja— le contestó el aparato, a modo de burla.


—Ah, encima te haces el chistoso— le dijo enojado, agitándolo con fuerza como si eso fuera a hacerle algo, como si alguna minúscula personita viviera dentro del reloj—Dime en qué maldito año estoy. Voy a llorar...


Soy una mujer, me llamo Yann, soy tu asistente personal— aquello sonó más a una rima que otra cosa. Jung Min empezaba a pensar que el aparato tenía vida propia y se mofaba de su situación en ese momento—Has viajado al año 2000, ahora tienes cinco años. Tu cuerpo ha sufrido un cambio debido al viaje, el manual lo indicaba. 


La boca de Jung Min se abrió y sus ojos parpadearon muchas veces. Se quedó por un momento en blanco y se dio cuenta de que entonces debía de estar en la habitación de su padre Jung Kook, porque sabía que siempre fue un maldito friki, además de que notó que había demasiadas cosas de Iron Man. Miró para todos lados, algo nervioso y se asomó por la puerta del cuarto. La ropa se le hacía incómoda, le quedaba gigante, por lo que pensó en robarle alguna prenda a su papá, porque claro, podía hacer, no era como si fuera a robarle a un desconocido.

Abrió los cajones del armario y sacó un pantalón corto de algodón de color azul y una camiseta con el estampado de un conejo muy conocido. Las gafas que llevaba puestas también le quedaban grandes, pero si se las quitaba, por culpa de su miopía, no podría ver nada. Se observó en el espejo, acomodándose un poco las prendas y luego metió las que tenía en un el fondo del armario para esconderlas.


—¡YAAAA!—escuchó un grito y luego unos pasitos que se acercaban al cuarto. De inmediato se metió bajo la cama, encontrándose snacks debajo de ésta— ¡Soy Iron Kook, el salvador de la Tierra!— la puerta se abrió de una patada, Jung Min se asustó debido a la agresividad del niño pelinegro que llevaba una horrenda máscara de cartón que seguramente la había hecho en menos de cinco segundos.


Observó con cautela a ese pequeño niño. Era igual de delgado que él, pero suponía que debido a la altura tendría unos siete u ochos años. Claramente ese era su padre, sus dientes lo delataban. Miró la manera en la que se puso a jugar con sus figuritas, haciendo que pelearan. Sonrió porque le parecía realmente tierno y le recordaba a él cuando jugaba con sus peluches. Pero a pesar de ese bonito momento de encontrarse con su padre en el pasado, se preguntaba qué podía hacer. Si llegaba a verlo ahí abajo de su cama, escondido, obviamente no sabría quién era y se asustaría. ¿O quizás no lo podía ver? ¿Se arriesgaría a probarlo?


Analizando—de repente al voz robótica volvió a hablar y lo hizo dar un salto, pegándose así con las tablas de madera que sostenían el colchón—, Nombre: Jeon Jung Kook; Edad: ocho años; Clasificación: niño friki.


—Shhhh...—Jung Min sintió el corazón a mil por hora, tapó el reloj con su mano, pero eso no lo iba salvar porque el volumen estaba tan alto que seguramente su padre lo había escuchado.


Se lamentó, cerrando los ojos con fuerza y luego cuando los abrió se cruzó con los ojos de búho de su padre mirándolo con la cabeza de lado. 


—¡AHHHHH!—Los dos pegaron un fuerte grito al unísono.



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Hola a todos/as, espero que les haya gustado este primer capítulo. 

No quería que esperaran demasiado, pero es que tengo que actualizar otros fics y editar mucho también. Así que agradezco su paciencia.



Cuidando de Jung Kook & Yoon Gi [Tercera Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora