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«Te presto mis monstruos, pero no te encariñes, no se vivir sin ellos.»







Lily





Potter pasó una capa por encima de nosotras, nos encogimos un poco, quedaba algo corta. Frente a nuestras narices un grupo grande de magos enfundados en túnicas negras se movieron de las mazmorras, les seguimos después de un rato.

Siguieron por la salida del castillo hasta llegar a adentrarse en el bosque prohibido.

A pesar de que llevábamos algo que nos hacía pasar desapercibidos. Nos escondimos detrás de un árbol gigante.

¿Como llegamos aquí?







Dos horas antes.





— Chicas, anoté todo de las clases que se perdieron se las daré en el dormitorio ¡Ah, casi se me olvidaba! Lenne, James me pidió que te dijera que te reúnas con él al anochecer en el campo de quidditch.

¿Qué rayos . . .?

— ¿Ah sí? . . . Dile a Potter que ¡Marlenne no irá! — Mi voz sonó más firme de lo que esperaba.

Alice y Marlenne voltearon a verme inmediatamente. Las sonrisas socarronas en sus rostros no me gustaron nada.

— ¿Por qué no debo ir Lily? — Insinuó Marlenne subiendo las cejas — ¿Acaso . . . te molesta que me vea a solas con Potter?

— ¿Yo? ¿Molesta porque veas a ese idiota? — Bufé indignada — Si claro . . . No me molesta, que se vea con todas las chicas que quiera, no me interesa . . . ni siquiera me importa. No es como si me doliera que él este con cualquier chica que no sea yo.

¡Por Merlín! ¿Qué estupidez acabo de decir?

Las sonrisas burlonas de las chicas no me ayudaron, para nada

— Yo, pues . . . — Farfullé sin palabras — ¡Haz lo que quieras!

Alice carcajeo disimuladamente.

— ¿Puedes acompañarme, Lily? — Soltó Lenne con fingida inocencia — Solo porque te preocupa lo que me pase, no porque estés celosa.

Esa sonrisa sarcástica no me da buena espina.

— Acompáñenme — Soltó Alice con sorna, mientras nos dirigíamos a la última clase del día.

La noche llegó en un momento, a medida que el reloj se acercaba a la medianoche mi corazón se desbocaba con más frecuencia.

¿Por qué y para qué, Potter quiere ver a Marlenne a esa hora?

Cinco minutos para la medianoche, Lenne ya está lista y encaminándose al campo de quidditch.

Sempiternamente InefablesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora