Llegue a la casa y me recibieron muchas personas, pero lo más triste era de que yo no recordaba a nadie y eso me tenía aterrada. Mi madre estaba estacionando el auto en el garaje y yo con esas personas, deje mi mochila en el suelo y me fui corriendo hacia algún cuarto y empecé a llorar. Trataba de recordar pero no, nada.
Mi Mamá corrió hacia ellos y les explico todo, que yo no podía recordar absolutamente nada, que a las justas podía saber que ella era su madre.
Bueno, ellos vinieron a verme y le dije a mi madre que no se vayan, que siguieran ahí conversando y eso, cosas de adultos pero que no iba a salir.
- De acuerdo, pero haz un esfuerzo por recordar, son familia. -dijo.
- Eso trato. - le dije.
Me llevo hacia mi cuarto, observe todo el acogedor lugar, una pared azul con unos pájaros volando alrededor, Una cama suavecita, una estante de libros de un solo autor "Arthur Lamp" Habían unos 50 libros ahí, se notaba que me gustaba leer mucho, un escritorio con una computadora, estaba encendida y un violín autografiado.
- Ah, pues antes de lo que paso te olvidaste de apagar la maquina esa. - dijo mi madre.
- No importa, ¿puedo entrar? Quisiera saber que hice antes ¿está bien? - dije.
- Bueno, estaré en la cocina si me necesitas, ¿esos muchachos no se alimentaran solos verdad?
Revise unas páginas que andaba viendo, trate de entrar a Facebook, pero no mi login ni mi contraseña. Intente con el nombre de ese autor de mis libros pero no, no había dejado ni una pista de mi contraseña.
Deje de intentar y me puse a ojear uno de los libros de Arthur Lamp, uno me llamo la atención, "La puerta sin abrir", Estaba muy interesante, más de lo que pensaba. Paso una semana y no dejaba ese libro, me faltaba poco para terminar. Y todavía no recordaba nada.
Vino mi madre trayéndome el almuerzo a mi cuarto y también aprovecho diciéndome que un compañero del colegio vino a visitarme.
- ¿Hija lo quieres recibir? Tienes que socializar con más personas, así podrás recordar, él es un amigo con el que tenías mucha química, será más fácil. - me insistió.
- No madre... no sé quien es.
- Va a estar en la sala, Se llama Diego tienes que salir y soy tu madre, lo vas a hacer porque yo lo digo. - Trato de decirlo lo más autoritaria que pudo pero no le salió.
- Ashh... Está bien lo hare. - le dije renegando.
Baje las escaleras, estaba perdida, no sabía dónde estaba la sala, pase toda la semana en mi cuarto leyendo, me traían la comida. Llame a mi madre y le pregunte donde estaba la sala, me guio hacia allá.
- Mira, hija él es tu amigo, siempre te gustaba pasar el tiempo con él, vamos, conózcanse de nuevo.
Me sentó delante de él, lo vi y no me agrado mucho, tenía esa mirada confiada, esa la que todos los chicos que se creen mucho tienen siempre. Tenía el cabello castaño, ojos verdes como los míos, eso me incomodaba mucho, Su test blanca, Yo era algo pálida.
- Hola, ¿enserio no me recuerdas? - dijo Diego.
- Lo siento. - le respondí.
- ¡Wow! No puedo creerlo, después de todo, Ya no sabes quién soy. - dijo sorprendido.
- No ha sido mi culpa, trato de recordar pero no.
- Bueno, se me acaba de ocurrir algo, Que tal si quieres comenzar de nuevo, ¿va? - Se veía muy entusiasmado.
- Esta bien, no hay nada que perder. - dije desinteresadamente.
- Yo comienzo. Hola, me llamo Diego García, Tengo 15 años, Estudio en el "Santiago Sandoval", Tengo 3 hermanos y amo pasar el tiempo con amigos. Ahora tú.
- Hola, Me llamo Carolina Montenegro, 15 años... -me detuve ahí, Ya no recordaba más y solo agache mi cabeza.
- Hey... ¿porque te detuviste? - me dijo preocupado.
Levante mi cabeza y tenía los ojos llorosos. -Ya no recuerdo más. -dije.
- Yo te ayudare a recordar. -me dijo él. Cogió mis hombros y me abrazo. - Lo hare. Algo en él me había dado confianza, me llenó por completo en ese momento. Y sabía que podía contar con él.
- Gracias -dije todavía llorando.
Después de lo que paso vino a mi casa todos los días a hacerme recordar los nombres de mis familiares y amigos, a saber más de ellos, a recordar lo que en algún momento era indispensable en mi vida. Se notaba mucho su esfuerzo en hacer que lo recuerde tanto a él. Pero no recordaba, su intento funciono ya que ni una intuición sobre él.
- ah, ahora que me acuerdo, Ya iniciaron las clases, me contaron que en la clase de música añadieron el violín. Deberías entrar, lo hicieron por ti ¿recuerdas?
- ¿Porque por mí? Además no sabría quienes estarán ahí, no se recuerda.
- Bueno, tú solías tocar mucho el violín, No te preocupes, estas en todas mis clases, andaré contigo, bueno para hacerte reconocer a tus demás amigos.
- hehehe... Si entendí, Gracias eh! - dije sonriendo.
- Todos saben que tienes amnesia así que no se acercaran a ti si no lo quieres para que no te sientas incomoda. -me dijo. Bueno Ya me tengo que ir, es muy tarde.
- Adiós, duerme bien. - le dije.
Cerró la puerta y fui corriendo hacia la cocina donde estaba mi Mamá, por fin sabia donde quedaba cada sitio de la casa.
- Mamá, Mamá, ¿puedo ir al colegio mañana?
- Pero, hija no sabes ni cuál es tu salón.
- Diego me va a ayudar, está en todas mis clases. ¿Por favor si...? -insistí.
- Esta bien, iras pero no te soltare el brazo hasta que llegue Diego por ti en el colegio.
- Ya, pero no sé qué toca mañana Mamá.
- Yo te alisto todo pero primero alista la mesa, ya es hora de cenar.