No dije, solo entre a mi habitación, agarre mi violín, ahora sabia porque no tenía un padre en casa, yo solo pensaba que se habían divorciado, eso no habría sido peor que la muerte de tu propio padre al que casi ni recuerdas ¿no?
Recordé las partituras del colegio en el salón de música, Trate de tocar alguna de esas piezas pero no sabía si no me salía o era lo que en ese momento sentía.
Solo me quedaba llorar, paso unos minutos y recordé lo que Diego me estaba ayudando, a que tratara de recordar a mi familia, me mostraba imágenes, cosas que les gustaba y también las que no, lo que solían regalarme, lo que me decían. Pero nunca me menciono a mi padre, no me dijo ni su nombre.
Él no tenía la culpa, seguro solo trataba de ayudarme a que no recuerde ese mal pasado, es un gran chico, así que lo llame.
- Alo? ¿Diego? Soy Carolina.
- ah, Hola Carolina, ¿que se te ofrece?
- Bueno, ¿podrías venir para acá?
- Por supuesto, voy enseguida.
- Okay.
Corrí hacia mi madre y le dije:
-Mamá... Mamá... ¿Qué es lo que le gusta a Diego?
- ¿Para comer?
- Si Mamá.
- Bueno solían comer unas Papás risadas con guacamole. Les encantaba, cada tarde que venía las preparaban juntos. ¿Por qué me preguntas eso hija?
- Es que Diego va a venir y ya no le tenemos que ofrecer mucha limonada ¿No crees? Se puede morir por sobredosis.
- Hahaha... Es cierto, lo hare enseguida, pero recuerda algo hija, sigo siendo tu madre, Yo lose todo.
- Me lo haces saber todos los días madre.
Mientras que mi Mamá preparaba las Papás fui a mi habitación para arreglarlo todo, Quería saber si me podía ayudar a tocar el violín, no podía hacerlo sola, no recordaba cómo.
- Hija ya vino Diego. - me aviso.
- Que venga Mamá. - grite fuerte.
Vino mi madre con Diego y las famosas Papás con guacamole.
- Uyy... que rico se ve eso Seño.
- Las prepare yo, obvio, Carolina las pidió para ti.
- Enserio, que linda, gracias.
- No es nada, solo quería evitarte la muerte. - dije avergonzada.
Hubo una pausa larga y...
- Humm... Adiós mamá, ¿Cierra la puerta quieres? Y Gracias por las Papás, Pasa Diego, siéntate.
- Esta bien, me avisan si necesita algo ¿ya?
- Si, si, Bye. - cerré la puerta.
- Bueno ¿y para que me hiciste venir? - pregunto.
- Quería preguntarte ¿Porque tengo un violín autografiado por Arthur Lamp?
- Bueno... Tú eras una excelente violinista, una vez tuviste la suerte de estar en uno de los conciertos de Arthur Lamp y te le cruzaste, te tropezaste contra él y te caíste, tenías unos 8 años y siempre llevabas ese violín a todas partes, hasta en el colegio pero llevarlo al concierto no fue una mala idea, Arthur Lamp como vio como llorabas y trataba de calmarte, se avergonzó por eso.
- Niña, Hija levántate. - Vio tu violín, estabas con tus padres.
- ¿Le gusta tocar el violín? - le pregunto a tu padre.
- No sabe cuánto, solo toca música suya.
- Grandioso, Hija pásame tu violín ¿Quieres?
Él lo autografió y te lo entrego con un consejo.
- ¿Haz tocado "La puerta sin abrir"?
- Si, pero no me sale tan bien como a usted. - respondiste.
- ahaha... Con practica te saldrá créeme.
- Muchas Gracias por autografiármelo, lo admiro mucho, usted es mi segundo héroe favorito.
- ¿Por qué el segundo?
- Mi primer héroe es mi Papá, claro, es el mejor de todos, el salva a muchos enfermos, usted solo toca buena música.
- Eso lo entiendo, pero yo también salvo a los enfermos, del corazón.
- Pero ¿Cómo?
- Mi música ayuda a relajarlos, a que habrán sus corazones, los lleno de felicidad, estoy segura de que tú también salvaras a mucha gente, incluso mucho más que yo.
- Enserio ¿usted cree, que pueda ser un héroe como usted?
- Si tu corazón está lleno de felicidad, podrás tocar música de salvación.
- Muchas Gracias, Señor Arthur Lamp, pero ya tenemos que irnos, que la pase bien. - dijo mi Madre.
Ese recuerdo fue muy alegre, me hizo sacar una pequeña sonrisa de la nada.
- Muchas Gracias Diego, ahora se la razón del violín autografiado y los muchos libros de Arthur Lamp, Era una gran fan, y ¿Los leí todos?
- ¿Cómo dices? Hasta las tocabas, me contabas muy entusiasmada como era cada libro y como te sentías al tocar las partituras. Me traías loco, solo hablabas de eso.
- Entonces, Gracias por haberme soportado. -dije con sarcasmo.
- No, no lo tomes así, Tu alegría me alegraba todos los días, eras muy risueña por eso me encantaba pasar el tiempo contigo.
Y de nuevo regreso el largo silencio
- Uh, mira la hora que es, debo regresar a casa, es muy tarde, debo ir a hacer la cena.
- Si, yo debo hacer mi tarea, Adiós.
Diego tiene 2 hermanos menores y sus padres trabajan todo el día así que él se quedaba a cuidarlos, Sentía algo raro.
Y así los últimos 2 meses, Diego no me dejaba de llamar para preguntarme dónde y como estaba, Él no me dejaba sola, Me tomaba de la mano para que no fuera a ningún lugar que no conociera, Yo ya sabía dónde quedaban los salones pero el insistía en que nunca me dejara sola, hasta ver que sea feliz.
Nuestra amistad crecía más y más. Es cursi pero su apego hacia mí me hacía sentir no sé, segura.