Demonio de Medianoche || MewGulf

Estragos

ESTRAGOS

Como regla general, cuanto más alcohol tomas, más probabilidades tienes de sufrir resaca el día siguiente. Esto no es nada nuevo para nadie, y menos para Gulf quien se encontraba maldiciendo todo lo que pasaba por su mente.

La mañana del sábado llegó mucho más rápido de lo que al pelinegro le hubiese gustado, parecía que no pasaron ni veinte minutos desde que la habitación dejo de darle vueltas y pudo dormir aunque en realidad eran casi las 10:00 a.m, tal vez para muchos era una hora considerable para despertar después de una fiesta pero no para Khalan; el jefe de Gulf que no dejaba de llamar desde hace tres horas para preguntarle a su empleado del mes porqué aún no estaba en su puesto.

------Llamada-------

– Hola.- dijo Gulf. ­­– Buen día Khal.

– No tengo idea de porqué sería un buen día cuando debías estar aquí desde hace horas.

– Lo siento, estoy algo indispuesto hoy así que no creí conveniente presentarme.

– Si es conveniente o no, soy yo quien lo decide Gulf. No me importa si debes trabajar con un solo brazo, o sí te desmayas en el camino, te quiero aquí en 30 minutos o puedes ir firmando tu carta de despido.- Dijo el dueño de la bodega en donde Gulf trabajaba como cajero para después colgar.

Este último lanzo su celular para después correr a levantarlo porque su molestia causo un uso excesivo de fuerza que dejó su móvil del otro lado de la habitación. Una vez que verificó que la pantalla se encontrara sin ningún rasguño, camino al baño para intentar una apariencia de humano y no de muerto en vida.

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El reloj indico su hora de salida y Gulf no espero otra señal para salir corriendo de su lugar de trabajo. Si pensaban que ser el empleado del mes era por su arduo trabajo es porque aún no conocen bien a Mike su compañero de trabajo y encargado de área que siempre mentía acerca del desempeño de su amigo para que este no se viera afectado.

La razón de que Kanawut tuviera tanta prisa por salir no es la resaca que parecía permanente en su cuerpo, era más bien la preocupación de haber dejado a su preciado auto en un bar a cargo de Dios sabrá quienes. Y sí, Dios conocía a la perfección al incubo que esperaba pacientemente a que su próxima víctima llegará a recoger el auto.

–Señor Suppasit, un joven está buscándolo.-

Y al parecer, la espera termino.

Fue grande su sorpresa cuando la energía que alcanzaba a sentir era completamente diferente a la de la noche anterior, y aún más cuando descubrió que el propietario no era quien estaba frente a él.

– ¿En qué puedo ayudarte? – preguntó.

– Oh, hola. Soy Mike, nos conocimos ayer.

– Mmh.- Respondió sin darle mucha importancia, buscando con la mirada al moreno y dandóse por vencido cuando no apareció por ninguna parte.

– Vengo a recoger el auto que mi amigo dejo ayer.-dijo sintiéndose algo intimidado.

– ¿Y tu amigo es?

– Gulf, no sé si lo recuerde. Anoche llamó a un taxista para que nos llevara a casa.

– Sí, lo recuerdo. ¿Por qué no vino él?

– Tuvo que trabajar.

– Ah, bien. El auto está en el estacionamiento, puedes llevártelo.

– ¿En dónde está el estacionamiento?

– Buscalo.- dijo Mew exasperado. Se dio la vuelta para regresar al club y sintió unas ganas enorme de golpear a Gulf por atreverse a hacerle tal desdén.

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– Jajaja.- la risa de Zee sonó por todo el lugar. – El niño te hizo quedar como un idiota. A ti, que te encargas de recordarle a todo el mundo tu poder como demonio del sexo.

– Basta, no le encuentro lo gracioso por ningún lado.

– Bueno, tú. – respondió Zee.- Pero eso es porque pensaste que ibas a acostarte con él y te dejo plantado.

– ¿Mofarte de mi es lo único en tu agenda para hoy?

– No, hay más por hacer pero puede esperar. Ver ese rostro tan altanero lleno de irritación porque se arruinaron tus planes es algo mucho mejor.

Zee Pruk es probablemente el único y por ende mejor amigo de Mew. Al igual que este último, es un incubo pero uno menos sádico que solo se acuesta con las personas para sobrevivir, y siempre intenta que las personas queden vivas al final a diferencia del otro que no le da importancia a la vida de los desdichados que caen en su trampa.

– ¿Qué piensas hacer?- pregunto el pelinegro.

– Honestamente no lo se, pensaba en dejarlo pasar, sin embargo siento que se burlaron de mi.

– ¿Por qué no solo usaste el control mental para llevártelo a la cama, o al baño o lo que sea?

– Me conoces, no me gusta obligarlos a entregarse. No tengo la necesidad de hacerlo.

Zee levantó las cejas para después dejar salir un suspiro. Mew era la definición del egocentrismo. Dio la conversación por terminada cuando se puso de pie y comenzó su camino a la puerta.

– Dile a Malee que pase a mi oficina por favor.- Zee asintió y salió del lugar sonriendo, cuando la chica entro a la oficina de Mew sintió compasión por ella. ¿Se habría despedido de sus familiares?

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Gulf estaba recostado en su cama, preguntándose cuanto tiempo más duraría la resaca. Generalmente después de comer se sentía mejor pero desde la mañana que fue al trabajo hasta ahora no había podido probar bocado, sentía su estómago revuelto cada que intentaba ingerir cualquier alimento.

"Deje tu auto en el parqueadero que tu edificio, tengo una comida con mis padres así que no puedo subir a verte. Espero de todo corazón que te estés sintiendo como la mierda por hacerme ir a recoger tu auto con ese tipo tan desagradable"

Fue el mensaje que recibió por parte de Mike, a quien le pidió ir a recoger su auto porque no se sentía con la fuerza para ir en autobús.

Cerró los ojos con la intención pero la imagen de Mew susurrando "Tikbalang , ah tabai" apareció en su mente. Y antes de cerrar los ojos, se hizo una nota mental de ir a agradecer personalmente al hombre que cuido su auto.