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Parte 4: Hermanos

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Parte 4: Hermanos

Llevaba más de una hora despierto con la mirada fija en el techo blanco del hospital sin intención alguna de hacer notar que por fin había despertado de la operación de una semana atrás

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Llevaba más de una hora despierto con la mirada fija en el techo blanco del hospital sin intención alguna de hacer notar que por fin había despertado de la operación de una semana atrás.

No se suponía que fuera así como regresaría a su hogar. Sus padres ya debían estar enterados de los hechos ocurridos anteriormente, su enfrentamiento con Kara que lo dejó medio muerto, debían estar decepcionados de él al igual que sus hermanos.

Entendería que fuera así, él mismo no podría ni verse a un espejo.

No cumplió con su promesa a sus antecesores, se dejó sorprender y por esa razón pudo haber muerto terminando con la voluntad que algún día tuvieron Itachi y Shisui Uchiha, esas personas que antes dieron todo para que él y su familia tengan una vida, dos pilares importantes en la manutención de Konoha, debió evitar equivocaciones como sus antecesores hubieran hecho.

Ahora tenía que empezar de nuevo y esta vez sin errores, en sus manos estaba el poder detener a Kara y cumplir con hacer un mundo seguro para su pequeño hermano.

Soltó un suspiro causando que su abdomen doliera, con suerte y podía estar de pie en una semana más para continuar con su misión.

Si su madre se lo permitía, claro esta.

La puerta se abrió dejando ver a una azabache de bonitos ojos ónix. Nunca pudo recibir fotos de su familia a lo largo de los años, si una de ellas caía en manos equivocadas sería fatal por eso nunca pudo saber en la bella mujer que su hermana se volvió en su ausencia. Había dejado crecer su cabellos como su madre, dejó los lentes de lado luciendo sus largas pestañas, creció pero no tanto como él, no sabía desde que fecha empezó a pintar sus labios pero lo averiguaría y si algún engendro se le acercó para lastimarla mientras él no estaba, lo mataría.

En otras palabras, Sarada se había vuelto una mujer hermosa que debía ser protegida por él, un dolor de cabeza más para el joven Uchiha.

— Hola Bakarada —susurró Nao observando a su melliza. El dolor en su abdomen persistía pero ya había pasado por eso, sabía que en unas horas pasaría.

𝗩𝗢𝗟𝗨𝗡𝗧𝗔𝗗 | 𝘌𝘴𝘤𝘢𝘳𝘭𝘢𝘵𝘢 #3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora