Pequeñas gotas resbalaban por la ventana y un somnoliento japonés se levantaba de la cama a altas horas de la madrugada, ¿por qué? Por un lindo lince que no para de sonar el timbre de la puerta.
Eijin se colocó sus pantuflas de conejo y se dirigió a la puerta mientras bostezaba, al abrirla se consiguió con la mirada seria de su mejor amigo, el japonés lo miro confundido.
—¿Ocurre a— este no pudo terminar su pregunta cuando Ash lo abrazó de repente, dejándolo aún más confundido. Se alertó cuando escucho unos pequeños sollozos provenientes de el.
—Ash, vamos a la sala. —dijo dándole algunas palmaditas en su espalda. Ash se separó de Eijin con la cabeza baja, se preocupó más.
Al cerrar la puerta lo agarró de la mano y se lo llevó a la sala, lo sentó en el mueble y encendió las luces para luego sentarse al lado de él, sin apartar la vista de el.
—Dime, ¿paso algo?
—Nada...
A medias había escuchado lo que había dicho, notó que su voz estaba ronca.
—Ashu, por favor, dímelo para poder ayudarte de alguna u otra forma.—posó su mano en su espalda. Jadeo de sorpresa cuando vio su rostro, sus ojos preciosos color jade habían perdido su característico brillo, debajo de estes habían grandes ojeras y su piel estaba un poco más pálido de lo que ya era. Sus ojos se aguaron.
Rápidamente lo abrazó con fuerza mientras que un sollozo salió de su boca, Ash no correspondió su abrazo.
—¿Por qué... lloras?
Cuando el rubio por fin habló el japonés trató de parar sus sollozos para responder su pregunta.
—Ash, aún no me has contado nada pero... —se separó de él para verlo a los ojos, este lo estaba viendo— Puedo ver en tu mirada lo triste que estás y, lo único que puedo hacer es llorar en tu lugar...
Bajo la mirada, se sentía un inútil por no poder hacer nada por la persona que él amaba con todo su ser. Abrió los ojos cuando vio la mano del lince posarse en la suya, alzó la vista y Ash tenía una pequeña sonrisa decorando su demacrado rostro a causa de varios días sin dormir.
—Odio tener que preguntarme por qué—hizo una pausa—. ¿Por qué yo?
El japonés asintió levemente, dándole a entender que siguiera.
—¿Sabes? Hay alguien que me gusta —Eijin lo miraba prestando atención a lo que decía ignorando el pequeño pinchazo que sentía en su pecho—. Y he pensado mucho, Eijin. Sé que no le convengo pero aun así quiero estar con el, pasar el resto de mis días a su lado.
Ash tenía la mirada perdida en los ojos de aquel ángel que llamaba "Mejor Amigo", desde que lo conoció había sentido una fuerte conexión y en ningún momento pensó que ese chico japonés cautivaría de tal manera su frío corazón provocando que él tuviera las ganas de protegerlo de toda aquella maldad que aparecía en todas partes.
En cambio, Eiji estaba tratando de adivinar de quién era la persona que la cual su mejor amigo estaba enamorado, "Mejor amigo" vaya que dolía llamarlo así. Eijin sabía perfectamente que estaba muy enamorado de Ash pero él ya sabía que eso no podría ser, tal vez, tenía un poco de esperanza en ser aquella persona de la que él estaba hablando.
—Quiero decirselo, pero tengo un mal presentimiento... Y no me gusta.
Ash volvió a bajar la cabeza tratando de no llorar de nuevo, Eijin lo abrazó con más fuerza provocando un pequeño jadeo por parte del rubio, esta vez no lo soporto más y correspondió su abrazo escondiendo su rostro enlagrimado en su pecho.
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Thank You.
Fanfiction"Mi Alma Está Siempre Contigo" . . . . . . . LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN, PERTENECEN A AKIMI YOSHIDA