EPILOGO

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Agosto 2020

El miedo que hacia temblar mis venas, lo hacía con el latido de mi corazón.

La bella vista del atardecer, se convirtió en oscura en un instante, ya no habían cantos de aves, ni brisas delicadas.

El frió se engrueso, las pisadas se volvieron huecas, las ramas y hojas de los arboles transmitían inseguridad y dentro de esta escena estaba yo. Estábamos todos, pero hubiera deseado que estuviera sola. Sus miradas estaban igual de aterradas que la mía, y eso me daba escalofríos desde la columna hasta la planta de los pies.

Todos nos mirábamos, unos a otros, pero no podríamos decir nada, nada salía, ni el más mínimo ruido transmitía. Notaba su ansiedad en sus gestos y movimientos, sus mandíbulas tensas y temblorosas hablaban por sí mismas. Todos desconocíamos nuestro alrededor y planteábamos preguntas sin respuestas.

Pero algo dentro de mí se preguntaba ¿Si nadie sabe nada, entonces quien lo hizo?

Uno de ellos quiso salir del lugar, de la escena del crimen, deshacerse de problema pero no lo logro hacerlo, era riesgoso.

Otros gritaron desesperados por la idea que el asesino se encontrara en el mismo lugar, pero poco duro su histeria ya que no había nadie más que nosotros. Estábamos, completamente solos.

Otro llamo a la policía, a cualquiera pero no había señal y tampoco sería una buena decisión, éramos los únicos en el lugar. Los únicos sospechosos. Parecía una maldita pesadilla. Una maldita trampa y una real.

Alguien más tenía miedo pero aun así trataba de calmar a otro, calmar a todos, él era el comprensivo en esta situación, ¿Podría llamarse así? ¿Situación? Esto era una película de terror, con gritos, susurros y mentiras, de las que no me pasan a mí. Podría pasarle a cualquiera pero a mí no.

Y estaba yo, extrañamente tranquila. Describiendo la situación, buscando culpables, inocentes, cómplices, asesinos. La otra parte de mi vivió, se desenmascaro y salió. Pero yo lo sabía yo no podría ser aquel persona, no podría llamarse persona seria un maldito monstruo. 

¿Cómo podría ser capaz de dejarla en este frió bosque? Aquel rostro sin vida, sin respirar, sin nada. Ese cuerpo frió que yacía en el piso, ese cuerpo, esa cara que todos conocíamos.

¿Si todo era una trampa, como podría salir de ella? ¿Me estaría observando? ¿Se entraría divirtiendo? 

Yo soy la que escribe historias como esta, yo soy la que crea estos mundos, la que recrea escenas, la que hace nacer asesinos. Yo soy, la de la mente desalineada y disfuncional.

Finalmente, me atreví, camine y pase los metros de distancia entre su cuerpo sin vida y el mío; latente y vivo. Camine, lentamente he insegura. Pase a todos como si de estorbos se tratara, pise las hojas secas en mi camino, tropecé con algunas piedras y otras las aventé con la punta del zapato. Acercarme a su cuerpo era más difícil de lo que hubiera imaginado. Y al ya estar a su lado, al lado de su cuerpo sin vida. Me agache y mire, no se movía, su corazón no latía, su piel era pálida, busque su respirar pero no estaba, su olor era penetrante e insoportable. Y entendí, estaba muerta, MUERTA. Yo no podría hacer nada, nadie lo haría, pero en muy poco tiempo todos nosotros podríamos estar en su lugar, MUERTOS o el la cárcel. 

UN ASESINO SIN ROSTRO 💀 NM©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora