♡̸᩠;; ¿Vᴇʀᴅᴀᴅ Tᴀᴇʜʏᴜɴɢ? ᵀᵃᵉᵏᵒᵒᵏ

🥀 Segunda parte 🥀

Recuerdo que nuestra relación era muy tierna y dulce.

Tú todos los días me dabas regalos, ya sean peluches, rosas, chocolates, citas, sorpresas y muchas cosas más.

Todo era tan perfecto, parecía un sueño ¿Tú también lo sentías así, Tae?

Parecías muy feliz al igual que yo, los dos éramos felices.

También recuerdo cuando tuvimos nuestra primera vez, fue mágico.

Sigo recordando hasta el más mínimo detalle de esa noche.

Recuerdo que fuimos a la casa en la que nos conocimos, al entrar había un camino hecho con pétalos de rosas Rojas.

En el centro del salón se encontraba una mesa, con un candelabro sumamente hermoso en el centro.

A lo lejos se podía escuchar el ritmo de una canción, era All of me.

La canción que tanto amábamos cantar juntos.

Tú de un momento a otro empezaste a cantar la canción en susurros cerca de mi oído mientras me abrazaba por la cintura, en ese momento sentí un escalofrío recorrer mi espalda.

Seguías cantando mientras nos balanciabamos suavemente al compás de la música, ese momento fue perfecto.

Fue mágico y no podía pedir nada más, era feliz a tu lado.

La canción terminó y nos sentamos en la mesa, me dijiste que tu habías preparado la cena, la cual estaba deliciosa.

Mientras comíamos hablábamos de cosas triviales, y nos reíamos de cosas sin sentido, estábamos en otro universo, en el cual solo existimos los dos, sin necesitar a nadie más.

Cuando terminamos de comer, subimos las escaleras, oh esas escaleras habían presenciado demasiados momentos inolvidables entre nosotros, esa escalera era especial, por que allí fue donde pasamos años jugando, fue allí donde lloramos y reímos.

Seguimos subiendo las escaleras hasta llegar a un cuarto en el cual estaba una cama matrimonial cubierta por sobre cama color rojo.

Nos empezamos a besar lentamente, sin prisa, solo éramos nosotros intentando difrutar lo más posible el uno del otro.

Tus manos recorrieron desde mi cintura hasta mi cadera, para luego bajar a mi glúteos, los cuales masajiastes a tu antojo, mientras yo soltaba pequeños jadeos y exploraba tu abdomen con mis manos.

Tú me tomaste de la cintura y hiciste que mis piernas se pasaran al rededor de tu cintura, caminamos hacia la cama en la cual me acostaste delicadamente, como si fuera un objeto sumamente frágil de cristal.

La ropa desapareció dejando que nuestras pieles se tocaran sin barrera alguna.

Besaste y acariciaste cada rincón de mi cuerpo, dejando marcas en mi piel que serían evidencia de esa mágica noche.

Nuestros cuerpos se unieron, se volvieron uno solo, llenando la habitación de obscenos gemidos y jadeos.

Tu nombre escapo múltiples veces de mi labios, y el mío de los tuyos.

Esa noche me dijiste que era precioso, que era el ser más perfecto que tus ojos allan visto y me demostraste todo el amor que sentías por mi.

No fuistes brusco en ningún momento, me lo hiciste con amor y delicadeza hasta que ambos llegamos al orgamos y nos acurrucamos en esa amplia cama.

Y entre caricias y besos caímos rendidos en un profundo sueño.