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Blake:

Según las chicas hay tres tipos de clientes en el call center, los llaman para sentir un rato de placer contigo, los patanes que llaman solo para insultarte y ..

Luego están los curiosos..

Y Jay fue...

Tomo un respiro profundo antes de responder y aunque quise hablar, mis labios se sellaron y mi corazón se aceleró.

—¿Hola, Señorita Darling..?¿Sigue ahí?

Dios mío, realmente es Jay.

—Sí, disculpe... Podemos empezar otra vez si gusta.

Hubo un corto silencio.

—Dime... ¿Qué es lo que deseas?.—Me atreví a preguntar.

Jay se escuchó cansado en la línea.

—¿Ocurre algo?

—Es la primera vez que llamo a esta línea.—Confiesa.

Y así es como Jay fue uno de los curiosos.

En estos casos lo primero que debo hacer es entrar en confianza y así el cliente se sentirá más cómodo, pero se trata de Jay, no sé cómo actuar con él.

—Termine con mi novia y... estaba buscando en el móvil como podría solucionarlo, al final llegue a este anuncio.

Termino con su novia...

—Lamento oír eso.

No es cierto, no lo lamento.

—Yo no.

—No comprendo.

—La descubrí engañándome.—Responde sorprendiéndome.—Así que no lamento haberme enterado.

Me toma unos segundos procesarlo.

¿Quién podría engañar a alguien como Jay?

—Hace un momento dijiste...

—Lo sé, es que son varios meses.. ¿Sabe, Darling?.—Esta borracho. ¿Qué hago en casos como estos? ¿Debo colgar?, Pero no quiero colgar.

Trago saliva sin saber qué hacer.

—Por eso quería solucionarlo, aunque no estoy seguro de que debo hacer.

—No creo que debas seguir con ella.

Esa ha sido una respuesta personal.

—Es decir... si te engaño no es la indicada.—Aclaro.

Hay un corto silencio al otro lado de la línea.

Creo que lo jodí.

—Pero si lo que deseas es recuperarla, puedo decirte cómo hacerlo.

Soy una tonta.

—Y en el ámbito sexual también.—Añado.

—Ámbito sexual.—Se ríe.—Lo siento, olvide que es una línea erótica.

Muerdo mi labio y el suspira.

—Pero dime, Darling... ¿Qué hacen en este tipo de líneas? ¿Qué debo hacer?

—¿Ya no hablamos de su novia?

—Ahora mismo no.

Una débil sonrisa cruza mis labios, siento que puedo ser yo con él, solo por esta forma.

—La escucho, Darling...

Tomo un respiro y sigo.

—Lo que desees podemos hacer.—Respondo.—Hablar de lo que te guste o hacer otras cosas.

—¿Otras cosas como.. ?¿Ma..

—Sí, masturbarte.—Pronuncio y me sonrojo luego de tener una imagen mental de Jay bajándose los pantalones y metiendo la mano dentro de sus boxers.

—¿Y ustedes también lo hacen..?

—No.—Respondo.—Yo solo brindo el placer, no puedo dármelo.

—¿Eso quiere decir que jamás ha sentido placer en todos los años trabajando en la línea?

—No.—Niego con la cabeza.—En realidad es mi primer día.

Acomodo mi micrófono diadema y lo separo un poco de mis labios.

—Me siento más cómodo saber que también es su primera experiencia como la mía.—Confiesa.—Y Darling... ¿Ese es su nombre?

—No, mi nombre ... —Trago saliva.—No puedo dárselo.

—Entiendo.

—¿Su nombre?

—J.

Una sonrisa cruza mis labios.—¿J?

—Yo también quiero guardar el misterio.

Me rio.

—Tiene una linda risa, Darling y una voz igual de bonita.

Mi corazón se acelera.

—Aunque no debo ser el primero en decírselo hoy.. ¿No es así?

—No, pero es igual de especial.—Confieso.—Muchas gracias.

—A ti por seguir soportándome, aunque no te haya pedido algo en especial.—Me recuerda.—lamento si estoy dañando tu trabajo.

—Para nada, J..—Trago saliva.—Es agradable tener una conversación así de agradable de vez en cuando y en mi primer día.

—Supongo que muchos hombres llaman para ir directo al grano.—Pronuncia Jay.

Hago una mueca.—En su mayoría si, aunque siempre hablo con ellos antes, no como ahora contigo, regularmente ahora mismo estaría susurrándote cosas sucias en el oído.

La risa de Jay me llena los oídos otra vez.

—Y yo debería estar masturbándome.

—Si aún deseas hacer eso, podemos..

—No.

Abro los ojos.

—Me gusta esta conversación.

Mis latidos vuelven a crecer.

—Tal vez la próxima vez que llame.

¿La próxima vez?

—Pero ahora mismo me gusta esta conversación.

—A mí también, J.

—Aunque en otra ocasión podríamos hacer algo más.

Abro los ojos.

—Si me dejas llamarte de nuevo.

—Eres libre de llamarme.

Puedo jurar que está sonriendo.

—¿Entonces solo pregunto por Darling?

—Así es.

—De acuerdo, Darling. Señorita operadora que no quiere darme su nombre.—Pronuncia haciéndome reír.—Me gustó mucho conocerte y prometo llamarte otra vez.

Sonrio.—Entonces tenemos una promesa, J.

—Es una promesa, Darling.




Sedúceme al OídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora