Contame por qué

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   Entré y Roger saltó a mis brazos. Hundió sus manos en mi frondoso pelo y yo no me resistí a darle un beso en el hombro desnudo. Él bajaba hacia mi cuello y yo podía sentir su piel. Lo tenía agarrado por las piernas, uno de los momentos más agradables de la noche. Nuestros rostros se rozaban. Nuestras narices chocaban hasta que sentí sus labios en los míos. Tomó mis mejillas y me apretó a él. Yo ya había estado mucho tiempo parado así que, de esa manera, fui caminando hasta el sillón. Cuando me senté, él quedó sobre mi, y pude tocar su cabello. Roger terminó el beso alejando mi cara. Cuando me vio a los ojos sonrió. Esa sonrisa nunca antes vista, de felicidad, de plenitud, de amor.
   Nos levantamos juntos del sillón y Roggy fue a buscar unos tragos, mientras yo tomaba posición en la mesa.
   Cuando llegó dejó la copa sobre la mesa y pasó su mano por arriba de la mía. Quise retenerlo, su pálida y cuidada piel me fascinaba.
   -Brian Brian Brian...
   En ese momento me paralicé. Pronunció mi nombre serio y en un tono enojado. Me hizo confundir, él había iniciado la escena cuando llegué y ahora estaba malhumorado. 

   -Querido, ¿Qué pasa?- Le pregunté. Sacó esa seriedad de su rostro y levantó la vista. Cuando me miró ambos nos derretimos. Sentimos el amor sólo con las miradas y nos tomamos las manos- Te amo- susurré -¿Por qué te paralizaste al hablar sobre el amor en el restaurante?- Pregunté con curiosidad.

   -Bri, amor, yo también te amo. ¿Por qué pensaste que fui detrás tuyo al baño? ¿Quién no hubiese querido un beso así? Siempre lo esperé. Actué así durante la cena porque yo siempre te deseé y no quería hacer un comentario que te ponga incómodo. Nunca sentí tanto interés en mi de tu parte, y eso me emociona tanto!

   Me sonrojé, sentí el calor corriendo por mi rostro, levanté la vista y él me miraba con esa tierna sonrisa y esos ojitos azules, con su cara un poco inclinada hacia un costado

   -Oh, Roger...- Me reí tímidamente - No esper -Me interrumpió. Se levantó de su silla, me levantó, apretó nuestros cuerpos y dejó nuestros rostros muy cerca. Nariz con nariz, labios muy cerca. Pude sentir su aliento fresco cerca del mío y eso me desesperaba; tanto que lo besé apasionadamente. Mientras acariciaba su cabello rubio y lo despeinaba. Él me tomaba por la cintura y tocaba mi espalda de arriba a abajo. Girábamos nuestras cabezas a ritmo y, sin separar nuestros labios, terminamos en la pieza. Roggie dejó de tocarme por un segundo para abrir la puerta de espaldas. Y así seguimos locamente hasta que paré, lo alcé y lo tiré a la cama.

   -Oh Bri! Bri! Ven conmigo!- Gemía mi sexy baterista. Me tiré encima suyo y comencé a besar su cuello. Alguien tocó la puerta. 

Como nunca antesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora