✨Mi dulce neko✨

Capítulo 2:

Comencé a despertar cuando sentía que algo picaba mi cabeza.

Mientras abría mis ojos vi a un pájaro.

– ¡Nya! -levanta su pata para alejarlo-

Obviamente al ser un animal entiendes perfectamente a los otros animales y está vez no fue la excepción.

– Vaya... Está vivo, creí que estaba muerto.

– ¿Muerto? Si su pecho subía y bajaba.

– Yo no vi eso... Pensé que estaba muerto por su feo aroma.

Escuche que reían, puse mis ojos un poco en blanco, baje de aquel lugar... Abusan de que tienen alas y ni así, los idiotas son capturados.

Bostece y mire a diferentes lados en busca de algo o alguien...

Volví mi caminata, cada vez más y más llegaba a lugares elegantes.

Esa gente no me tomaba en cuenta y otros me veían extrañados.

Como no me hicieron el feo, me sentí bien.

Así fue, hasta que... Me atraparon, lo que me extraño fue la amabilidad.

– ¿Nya?

– Pequeño, perdóname pero... Debemos de llevarte a un refugio de animales y ahí estarás hasta que te adopten o hasta que envejezcas y mueras.

– Mira que cosita tan linda -sonríe- te bañaremos, te cortaremos un poco tus garritas para que no te lastimen, cepillaremos tu lindo pelaje y te daremos cuidados médicos.

– Está pequeño, no creo que tenga muchos años o incluso puede ser de meses.

Me llevaron con ellas, se trataban de dos amables chicas.

Llegamos a una casa muy grande, estaba sorprendido por el tamaño, a lo lejos se podían observar perros y gatos... Eso era extraño.

Cuando entramos me llevaron de inmediato a un lugar con paredes blancas y más limpio de lo que ya estaba el lugar.

Todo parecía relucir, me pusieron en un lugar algo metálico, era extraño tratar de caminar por ahí ya que se sentía algo resbaloso.

Llegó un chico con una vestimenta blanca.

– ¿Dónde lo encontraron? -acerca con suavidad su mano a Eren y después lo acaricia con amor- Este pequeño es muy cariñoso.

– -ríe un poco- Cerca de la fuente de la plaza.

– Oh, ¿no será de alguien?

– Pues no tiene collar, aun así hay que tenerlo, tomarle fotos y subirlas a las redes dando a conocer a este nuevo amigo.

– Sí, tienes razón.

– Bueno Oscar, en un momento regresamos, vamos a preparar donde se va a dormir y la comida de los peludos.

Oscar: Claro que si... Bueno pequeño -toma unos guantes- vamos a revisarte.

El chico revisó mi boca, supongo que veía mis dientes, también miro mi garganta o lo que alcanzaba de ella.