Odio a las pelirrojas.

3.

El resto del día fue normal, claro. Si por normal describimos todas las miradas que le dirigía a Vanesa, tanto como para darme cuenta que ninguna fue devuelta y me había estresado, molestado y desilusionado de ciestá forma. En un momento parecía que me iba a besar y al siguiente me ignoraba, más bipolar no podía ser esa mujer y yo era una tarada que le hacía caso en su juego, me encantaba. Mierda, ¿acaso yo dije eso?

Me quedé inmóvil unos segundos con la mano paralizada a medio camino de tomar la tasa de té que me había preparado, hasta finalmente parpadear riendo con nerviosismo. Ya eran las doce de la noche y permanecía despierta por cierta chica, por ello estaba preparándome un té antes ir al segundo piso que es donde se ubicaba mi habitación, la de mi hermano mayor y la de huésped. Para hacerles una idea de cómo era mi casa, básicamente cada habitación tenía su propio baño y en la planta baja apenas llegabas al último escalón, tenías el living con un sofá y dos puff a los costados sobre una gran alfombra afelpada, una mesita con una luz encima para quienes les parece más cómodo estudiar o trabajar allí y teníamos una  chimenea con un hueco en medio para la televisión, el living estaba conectado a la puerta de entrada, a la derecha una gran cocina que tenía entrada al pequeño patio y derecho de la entrada había un pasillo que daba a las habitaciones de mis papás. Pareciera que vendemos merca como para tener tremenda casa pero la realidad es que mis progenitores se exforsaban día a día desde el nacimiento de mi hermano para mantener está casa y aún así había veces que parecía que nos hundimos pero siempre se arreglaba.

Volviendo al tema inicial, entré a mi habitación y fuí directamente al balcón el cuál me daba una perfecta vista de la separación de rejas y algunas plantas entre la casa de al lado y la mía, frente a mi balcón había  otro que pertenecía a uno de los hijos de esa familia, en total el señor y la señora Harris tenían cuatro retoños, lo sabía porque había crecido a su lado a pesar de no ser muy sociable. Dylan era el mayor y tenía 23 años, el mejor amigo de mi hermano Erik de 21, y era otro de los que me sobre protegían cuando cualquier persona se me acercaba y ellos estaban cerca para intimidar. Anna era la segunda en nacer, tenía 22 años y siempre me había aconsejado, también tenía un crush con mi hermano y le encantaba molestarme. Devon y Derek eran los últimos, gemelos y con 20 años, siendo Devon el más grande por salir al mundo primero y el dueño de aquél balcón que daba una impresionantemente y clara vista a su cuarto dado que no había cerrado las cortinas y para su suerte no podía ver mucho ya que estaba muy oscuro. Me límite a sentarme en una silla que estaba en mi balcón junto a una mesa que usé para apoyar la tasa de vez en cuando, mi mente estaba repleta de preguntas y unos cautivadores ojos. Aleje toda clase de pensamiento y mantuve difícilmente la mente en blanco mientras la brisa chocaba contra mi rostro y me daba una sensación de tranquilidad y comodidad increíble a pesar de los pequeños escalofríos que llegaban a mi de vez en cuando. En cierto momento me colgué mirando el cielo hasta que un flash me hizo dar un leve salto antes de mirar en la dirección que provino y claro, no podía ser nada más ni menos que Devon Harris, el maldito Devon Harris en su balcón con el celular en su mano y solo con un pantalón pijama, le iba a agarrar terrible resfriado al idiota.

— ¿Qué crees que estas haciendo?

— Molestarte, ¿y vos?

— Trataba de tomar té tranquila pero ya ves, los zorros acechan por la noche al parecer. — dije con una sonrisa maliciosa mientras soltaba una risa. — Te vas a resfriar, Harris.

— No lo creo, soy como un oso— dijo guiñandole el ojo con su sonrisa. —
Aparte valdría la pena.

— ¿A si? ¿Y por qué? — cuestione esperando su contraataque, siempre éramos así el uno con el otro. Él era un idiota la mayoría del tiempo pero solía dar buenos consejos cuando era serio, aún así nuestra "amistad" siempre fue algo de estar siempre a la defensiva y molestarnos. — ¿Te comió la lengua un ratón?