capítulo tres

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Toda la escuela sabía de la sexualidad de Mateo, pero no por decisión propia.

Era un lindo miércoles, el día estaba soleado, habían pocas nubes pero las suficientes para que el cielo este decorado. Realmente lindo. Al menos lo era para los ojos de un admirador de la naturaleza, como lo era Palacios.

Pero al segundo recreo, el sol se escondió, las nubes taparon por completo todo rastro de ese lindo celeste y la luz era escasa. O al menos así lo sintió Mateo, al escuchar los comentarios de toda su escuela cuando salió al recreo.

"Sos un puto", "Cuidado, no te vayas a enamorar de mi que yo si soy normal", "Todo para llamar la atención", "La verdad, se le notaba".

Esos y más comentarios eran repetidos por toda su escuela, y obviamente, llegaron a oídos de Manuel, quien al enterarse, corrió en busca de su ex mejor amigo.

Lo encontró rápido, sabía que estaba en los baños, llorando.

-Mateo -hablo al entrar al baño-. Ya sé que estas acá, podés salir, no te voy a decir nada.

Silencio.

Unos largos minutos después, Mateo salió de un cubículo. Tenía la cara mojada en lágrimas, los ojos rojos e hinchados al igual que sus labios. Temblaba.

Manuel lo miró con sorpresa y se atrevió a abrazarlo. Eso fue lo que necesitó Mateo para terminar de romperse.

Se aferró a la remera del rapado y soltó todo lo que todavía tenía guardado. Todo lo que nunca pudo hablar con nadie.

-Teo, tranquilo -acarició la espalda del menor-. Estoy acá, ¿Sí?


¿Realmente estás? Se preguntó Mateo.

SOY GAY (trueplik) ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora