Un rayo de luz inesperado

12 1 0
                                    

    En un hogar, en donde el exterior es frío y el interior es cálido, se encontraba un niño llamado Sam Collins de once años construyendo un muñeco de nieve. Alrededor de su calle, la mayoría de los niños están dentro de sus casas jugando video juegos, lo cual, Sam no podía tener una buena amistad y vivía en la soledad. Terminó de construir su muñeco de nieve y volvió a entrar a su casa:

    ―Hola, hijo, te preparé una taza de chocolate caliente ―decía su madre al mismo tiempo que servía el chocolate en la taza.

    ―Muchas gracias, mamá ―decía Sam con su rostro de felicidad.

    ―¿Por qué no te diviertes jugando con otro niño? ―a su madre le importaba que se divirtiera con otros niños, para que no estuviera solo.

    ―Porque todos están dentro de sus casas, yo prefiero estar afuera construyendo muñecos de nieve y mirar a los autos pasando.

    La vida de Sam fue tranquila, aunque él no se preocupaba por tener amistades, porque tenía a sus padres, quienes siempre lo apoyaban en todo momento.

    Para Sam, a veces los días le resultaban aburridos, ya que sus padres trabajan en una fábrica, pero es de tiempo corto; así que durante el tiempo que Sam se encontraba en casa, su abuela se quedaba con él mientras el señor y la señora Collins regresaban.

    Más tarde, Sam acompañó a sus padres al super mercado para comprar el pavo para la cena de navidad. Para Sam, esta es la época más bonita, ya que siempre recibe con ansias sus regalos navideños y salir al patio a jugar, mientras que los demás niños permanecen dentro de sus casas con sus juguetes.

    Cada año en nochebuena, se reúnen toda la familia de Sam (abuelos, tíos y primos), pero cada grupo de familias aportan un tipo de comida, a los abuelos les toca el puré de papa, y los tíos junto con los primos preparan los romeritos. Los primos de Sam son los únicos niños que lo acompañan cuando salen al patio.

    Al regresar a casa, sus padres metieron las cosas a la casa mientras que Sam quería asegurarse de que su muñeco de nieve estuviera aún rígido y ponerle más decoraciones.

    De pronto hubo un silencio, en el cual Sam quedó solo, de modo que solo se podía escuchar el viento; pero al pasar unos cinco minutos, se escucharon unos pasos, como si alguien estuviera siguiendo a Sam, pero no fue así. Él no tenía la intención de mirar hacia la izquierda, porque ahí es de donde provenía el sonido, y tenía miedo; pero poco a poco levantó su mirada y quedó asombrado, una niña de cabello castaño, delgada y ojos verdes miraba hacia la calle; pero para Sam fue como si viera los rayos del sol por primera vez, una luz que es difícil dejar de ver por su gran brillo que transmite al mundo entero. Permaneció así durante unos segundos, hasta que la niña miró hacia él, lo cual Sam reaccionó de inmediato y entró a su casa.

    Al momento en el que se dirigió a la cama, no podía seguir dormido, se movía de todas las maneras posibles, porque estuvo pensando en la mirada de esa niña, así que miró hacia la ventana para ver si aún estaba ella ahí y que pueda al menos calmarse y dormir bien, pero no fue así, por lo tanto, Sam se concentró en poder dormir logró quedarse dormido hasta al amanecer.

Una mirada atrás en el tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora