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-...Y por último, como este trabajo se hará en parejas pondré la fecha de entrega para la última semana de abril, recuerden que fuera del contenido del trabajo, lo que yo calificare será la organización en equipo ¿Entendió Joven Michael?

-más claro que el agua no lo pudo haber explico miss Estefany –contestó Michael con gran entusiasmo, sentado en su pupitre tan recto y bien portado como cualquier estudiante ejemplo debería ser, algunos rieron al escuchar la respuesta de Michael, pero otros como Thomas estaban más interesados en terminar de copiar los requerimientos que se pedía para el trabajo antes que la profesora lo borrara.

 Uno de los chicos del fondo llamaron a la maestra para que esta les explicara más a detalle lo que ella quería, Michael sin dejar de ver a la profesora, inclinó su cuerpo hasta donde estaba Thomas y entre dientes le preguntó que había dicho la maestra en el tiempo que él se durmió – ¿Estabas dormido? Pero si estabas viendo a la pizarra y tenías los ojos abiertos. Yo te vi.

-Amigo mío –empezó Michael colocando su mano izquierda en el hombro de Thomas- no lo entenderías.

Cuando Thomas estaba por preguntar a que se refería, una presencia se posó detrás de Michael, la profesora Estefany colocó su mano sutilmente en el hombro del pobre hombre quien supo al instante de quien se trataba, quedando totalmente estático.

-Michael espero que estés hablando con Thomas sobre la distribución del trabajo y no sobre qué fue lo que dije en clase.

Michael volteo y poniendo su mejor cara expresó –Pues claro que por supuesto que sí, va a hacer el mejor trabajo de la clase no se preocupe.

-Eso espero jóvenes, eso espero –Advirtió la maestra viéndolos con los ojos entrecerrados, ella solía ser muy cómica en su forma de dar clases, por lo que la mayoría de alumnos la apreciaban, todos excepto Michael, ya que al ser la materia de Literatura y que el simple hecho de leer le resultaba agobiante, eran suficientes razones para no tenerla como su favorita.

En cuanto la maestra volvió al frente, Michael volteo a ver a Thomas quien ya había terminado de apuntar y estaba perdiendo el tiempo viendo a Melanie, con una exagerada voz le preguntó –Dime que si sera el mejor de la clase porque de lo contrario la tendré en la espalda el resto del año.

-Eh? Ya tranquilo bro, estaremos bien, siempre hemos sido un buen equipo.

-Es que no lo entiendes... Esa mujer me da mello.

-jajaja Que marica, tu tranquilo y yo tenso, que este trabajo lo sacamos a tiempo. Ahora déjame seguir apreciando el arte frente a mí –Dijo Thomas acomodándose nuevamente para ver a la tierna Melanie ponerse de acuerdo con Érica mientras jugaba con su cabello.

-A que te refieres? –Preguntó Michael, fingiendo no saber de qué hablaba hasta que vio hacia la misma dirección –Oh, entiendo estamos acosando de manera discreta, perfecto... me uno.

-A veces no entiendo como logras enamorar a tantas chicas siendo así.

-Jajaja créeme, si te enseñara como soy con ellas, hasta tu terminarias cayendo.

Thomas se tapó la cara en el escritorio para evitar reír por el comentario de su amigo. El timbre sonó minutos después anunciando la hora de comida, ambos chicos se encontraban sacando sus meriendas y mientras Michael le contaba como el perro chihuahua de la calle corrió a un hombre ya grande de edad, hasta hacerlo gritar del miedo, Thomas no paraba de reír, estaba seguro que ese perro era inmortal pues desde que se había mudado al barrio ya existía, atormentando a niños, jóvenes y adultos sin importar lo peligroso que fuera, hubieron varias ocasiones en donde la dueña decía que habían intentado envenenarlo pero solo lograban que tuviera terribles diarreas durante días, haciendo enojar a la anciana. Incluso tenía recuerdos de cuando eran niños y salían en grandes grupos a buscarlo y al encontrarlo, lo coqueaban hasta hacerlo enojar logrando que los persiguiera hasta que una de dos: el perro se cansará o uno de ellos fuera mordido en las nalgas.

-Lo siento por ese hombre, al final ¿lo mordió?

-No, el cabrón logró subirse a una ventana que tenía reja ¿te acordas de la señora que nos sacaba vasos con agua?

-La que vive casi enfrente de tu casa?

-Sí, pues en la ventana de la señora, pobre vos, de verdad que no sé qué onda con ese chucho, endemoniado debe de estar.

-igual que la dueña.

Con permiso de sus compañeros del fondo, ambos amigos se fueron a sentar para poder comer con más tranquilidad, recién se habían sentado cuando Melanie llegó con ellos, directamente a Thomas, quien se atragantó con un pedazo sándwich que recién había mordido. Mientras este intentaba no morir, ya sea por la comida o por la vergüenza, Michael siguió comiendo con tranquilidad mientras saludaba a una Melanie muy preocupada –Hola Mel ¿Qué cuentas?

-Thomas ¿estás bien?

-Si... mejor, no te preocupes, es solo que me sorprendiste.

-Lo siento, es que creí que sería buena idea aprovechar la hora de la comida para presentarte a Hanna ¿Qué dices?

¡Rayos! 

Había olvidado por completo que el abrazo de la mañana no era gratis. Thomas torció los labios, pues realmente no estaba interesado en intentar hacerla de maestro, no era un ideal tan encantador, pero a cambio de ver feliz a dulce Melanie, tendría que esforzarse. Tomando su sándwich le dijo a Michael que regresaría en un momento y no fue hasta que lo vio moverse para seguirlos por la curiosidad que logró convencerlo de quedarse a cambio de contarle todo de regreso a casa. Mientras ambos iban a buscar a Hanna –pues esta no se encontraba en su sitio- Michael los observaba alejarse desde su lugar, pasaban muchas cosas por su mente, pero el único resultado fue un largo suspiro con una leve sonrisa. 

Melanie no hablo tanto con Thomas durante el tiempo que estuvieron buscando a Hanna, y este aumentaba su nerviosismo conforme avanzaban los minutos, no sabía si era porque dudaba de su capacidad para enseñar o porque estar más de 5 minutos con Melanie cerca era como tocar el cielo. No fue sino al cruzar la farmacia del colegio que finalmente lograron dar con ella, pero no estaba sola y para sorpresa de ambos, se encontraba riendo. Melanie llegó con ella en un pequeño trote que hizo levantar su coleta, mientras Thomas se mantenía con la vista fija en Hanna y en su acompañante.

-Mierda – Susurro ¿Qué hace ese idiota aquí? ¿Porque está con ella aquí?

Un invierno en abrilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora