Humillación y dolor

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Para la persona que lea esto: gracias por leer mi trabajo, me hace muy feliz y... Espero que le llegue a gustar.
Porfavor, comente todo lo que quiera, desde lo malo hasta lo bueno, aunque sea personal y necesite a alguien ahí, yo lo leeré y le haré compañía, ya que, no todos somos felices a diario.
Gracias de nuevo.

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Llegué a casa lo antes posible para tratar mis heridas. Con un gran esfuerzo me duché y vendé mis heridas. Me tumbé en la cama.
Al cabo de 10 min me sentía mejor pero...
Pum, pum, pum (aporrearon mi puerta)
• ¡¡¡¿¿¿Pero qué...???!!!- Los golpes cesaron y me callé. Al rato volvieron a golpear mi puerta más fuerte que antes. Me callé para que la persona/s que se encontraba en la puerta pensara que yo no estaba y me dejara tranquilo.
No fue así.
• ¡¡¡¡Kuroko Tetsuya, abre la puñetera puerta de una jodida vez!!!!- Era Kagami. Decidí abrir.
• ¿Qué ocu- Kagami me había golpeado y al no estar yo en mis mejores formas caí al suelo dándome contra la esquina de una mesa en la cabeza.

• Mmmmmm... D-duele...- tenía mis manos y pies atados, * joder, ¿¿ya ni tiempo me das??.*
• Kuroko, ¡¡¡Qué es lo que le hicistes a Takato hijo de puta!!!- Kagami estaba dispuesto a golpearme pero Kise, Aomine y Murasakibara lo detuvieron.
• ¡¡Yo no hice nada!!- Tenía miedo.
• Kurokocchi, no mientas. Nos mandastes unas fotos de él siendo torturado.- Kise me enseñó su móvil. Efectivamente, había alguien siendo torturado pero ese no era Takato, ¡¡ Era yo!!, Él había editado las fotos para que pareciese él.
• Callate Tetsu!!!- Aomine estaba gritando- dinos que le hiciste.
• Más bien... Por qué lo hiciste. - Midorima había hablado.
• Les he dicho que yo no he sido!
• Me das asco Kuroko, te odio y no quiero volverte a ver. Nunca creí que podrías caer tan bajo.- Kagami salió de la habitación con una cara de asco, vergüenza, odio e irá.
Murasakibara se levantó y me desató. Todos se fueron.Me dejaron solo sin tener la oportunidad de explicarme y objetar sobre el asunto. No pude ni hacerlos entrar en razón. Mis " amigos" ya no me consideraban ni persona siquiera.

Un último juego de coloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora