|Capítulo VI

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La pelea entre los ángeles caídos Daven y Noah comenzó al atravesar la grieta llegando al cielo de la tierra y elevándose por encima de las nubes. La ira de Daven se podía percibir alrededor de su aura oscura.

Por debajo de las nubes Daven y Noah intercambiaban golpes, ambos estaban empatados.

— ¿A qué has venido?— preguntó Daven con un gran notable enojo en su tono de voz.

— Sabes bien a qué he venido— respondió Noah con tranquilidad. Notó a Daven desprevenido y aprovechó en darle un puñetazo fuerte en el rostro haciendo que este caiga.

Por otro lado, Kira recuperó la conciencia por algunos segundos logrando escuchar una voz que decía:"No todo salió como lo planeado" antes de volver a estar inconsciente.

Al caer, Daven abrió una grieta y al atravesar por ella cayó entre los enormes árboles del bosque de Hamillton Hill.

Mientras caía por los aires comenzó a pensar en aquel nombre: "Sarlín".

*Cientos de años a.C"

Daven siendo uno de los ángeles del amor fue expulsado del paraíso y enviciado por las ganas de conocer los deseos carnales. Sus pensamientos le decían:  "El amor puede traspasar cualquier límite".

Siguió a Lucifer hasta el infierno. Luego de muchos años Daven y Noah -en ese tiempo llamados Asmodeo y Belial- a quiénes los humanos empezaron a llamar dioses del amor y la pasión.

Llegaron a dos ciudades muy cercanas al mar muerto, donde influenciando a los humanos empezaron a tener relaciones sexuales de todo tipo. Para luego llamar a las dos ciudades "Sodoma y Gomorra", allí tenían un Rey, pero dominaban los dos ángeles caídos; no había nadie que pudiera resistirse a los encantos de ambos.

Pero un día Belial salió de la ciudad en busca de nuevas aventuras, quedando solo Asmodeo divirtiéndose y gozando de fiestas cada noche, amando cada momento que pasaba hasta que un día Asmodeo se encontraba en un mercado y observó a aquella chica que parecía tener prisa.

Se acercó a ella y dijo—: Hola preciosa—Se mostró con mucha seguridad. La observó de arriba hacia abajo admirando su belleza.

La chica lo ignoró, pues toda su atención estaba depositada en unas plantas medicinales. Ella siguió con sus compras y cuando por fin pagó se echó a correr.

Pero Daven (Asmodeo) no perdió el tiempo y la siguió.

— Oye, chica de las plantas. ¿Cómo te haces llamar?—cuestionó caminando a su lado.

— Lo siento mucho, señor, no puedo hablar. Mi madre está…

Daven la interrumpió para completar la oración—: Enferma.

— Sí—contestó.

— Déjame ayudarte— Daven la cargó en sus brazos tomándola desprevenida. Corrió mucho más rápido de lo que cualquier humano común podría hacerlo.

>> ¿Dónde vives chica de las plantas?

Ella señaló con su dedo el camino. Llegaron al lugar más rápido de lo que podían imaginar.

Daven la bajó de sus brazos y preguntó —: ¿Qué tiene tu madre? Tal vez pueda ayudarte.

— No lo sabemos.

— ¿Y aún así te arriesgas a darle algo que no sabes si funcionará?

— Mi padre me ha enviado, Dios ha hablado y ha dicho que con estas plantas mi madre se recuperará pronto.

Daven tomó las plantas y entró a la casa. Con sus manos mezcló las hojas y pidió agua caliente, para luego decir —: Padre, que sea tu voluntad quién sane a esta pobre mujer en agonía.

Hamillton Hill Donde viven las historias. Descúbrelo ahora