[𝕊𝕒𝕘𝕒 𝔸𝕖𝕥é𝕣𝕟𝕦𝕞 II]
[TERMINADA]
Después de lo que ocurrió en '𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 𝐓𝐮𝐬 𝐄𝐬𝐩𝐢𝐧𝐚𝐬', Rose, continuo con su vida junto a Iris y su familia. Sin embargo, dejo atrás una secuencia de hechos, que generaran consecuencias catastrófi...
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'No es que me quiera ir, es que ya no se estar aquí.'
—Rose Razack.
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Cuando era joven, conocía a una MUJER. Sí, así, con letras en mayúsculas. Al principio la odié, luego me vi envuelta en la forma jugosa en que vivía. ¿Cómo sucedió esto? Simple, ella tenía la creencia, que la única forma de llegar al corazón de una mujer es por el camino tormentoso. Sus ojos se cargaban de excitación al conocer a una mujer con carácter feroz o insurrecto, entonces me vio.
Su placer, radicaba en la violencia que ejercía en el objeto de su deseo. Someter a otro ser humano. Verla de rodillas, rendida, generaba un mayor placer. Entonces, deje de escuchar la voz de mi conciencia, esa que me llenaba de perjuicios. Escuche su voz. Libere los placeres que tenía presos en mi imaginación. Mientras más sucios, más placentero es. Aprendí a escuchar mi cuerpo y darle lo que pedía.
No mezclaba su corazón, pero si su jugoso coño. Esa mujer carecía de sentimiento más que para sí misma. O eso pensamos. Creo que, en algún punto, confundió mi placer con cariño. Revelando la fragilidad del ser humano, esa de la que tanto se burlaba. Entregándome así la llave que la condeno.
Sus manos barrieron lo que estaba en el escritorio. Todos escucharon, como si el cielo se cayó en ese momento mirándose unos a otros. Los valientes se pasearon por el pasillo intentando escuchar lo que ocurría detrás de la puerta sin éxito alguno. Guardaron silencio esperando el siguiente sonido estruendoso de la mañana. La nube roja tiene nombre y apellido esa mañana, provocando que todos quisieran esquivarla, antes de cruzarse por mala suerte con ella.
—¡Traidor! —Señalo—. ¡Eres un traidor!
—¡Te juro que no sabía nada! —Grito la víctima.
—Te dije que no quería sorpresas esa noche, ¿Tengo que despedirte, Germán? ¿Es eso? —Camino sobre los trozos de tela, canutillo y lentejuelas en el suelo—. Marissa McCartney estaba allí. En mi escenario. Ocupando un espacio en mi pantalla ¡EN MI EVENTO!