Porteño, pero no del puerto

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Mi alma llora versos
que escurren todo mal
traviesos recorren mi cuerpo
bombeados por mi corazón
con el impulso de querer más
de ser más
y salir cantando ecos perdidos
que la gente había olvidado
entre tanto ruido innecesario
por los mosaicos porteños
a los que llamamos veredas

escuchando las ruedas lamer el pavimento
digo... es mi jungla
y aquí he sobrevivido
con el mayor de los placeres.

Liz Gamarra

Soledad: condenada al desarraigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora