Epílogo.

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Mayo estaba despertando. Era su primer día de clases. Se puso sus lentes con pesar y se levantó. Apenas se arregló en la habitación que rentaba que quedaba cerca de la universidad mientras su compañero de piso hacia lo mismo. Después de una pelea por el baño Mayo se dió una ducha rápida y luego agarró algo del dinero que tenía y fue a los comercios de abajo a comprar un desayuno.

Después de terminar con su novio hace un poco más de dos meses, el ya no le importaba nada. La noticia de que había pasado en ese estado la noche que lo terminó lo tenía siempre en un estado de zombificación, pero tampoco quiso volver con el. No por que estuviera ahora discapacitado, si no por que aún recordaba como fue tan tóxico y como… eso no es amor, lo que le hizo no lo fue. Si se hubiera quedado con ese castaño…

Apartó sus pensamientos de ese joven y se enfocó en buscar donde eran sus clases. Era de la tan aclamada Facultad de Medicina. Aún no entendía como terminó ahí la verdad, desde que habían anunciado los exámenes apenas había estudiado por su ex tóxico ahora discapacitado, pero tal vez fue obra de Jesús, o de la Rosa de Guadalupe quien hizo ese milagro.

De vuelta a su realidad, desde ese año y medio que no prestaba atención a nada, y lo reafirmaba. Ni cuenta se dió y ya estaba en el salón, se había sentado, milagrosamente no se equivocó de grupo, y estaba esperando al maestro. Todos estaban socializando entre ellos, pero Mayo decidió permanecer a distancia de todos. Solo esperó a que llegara el maestro.

Una mujer algo mayor pero en buena forma aún entró al salón. Realmente no se veía muy formal, llevaba ropa deportiva, pero ignoró ese hecho. Decidió volver a centrarse en la maestra y saber que diría.

— Buenos días alumnos, mi nombre es Laura Montes, seré su maestra en esta clase de Biología, les voy a decir que están aquí por qué son lo mejor de lo mejor del país — inició su discurso de inicio.

Mayo estaba realmente aburrido. "Lo mejor de lo mejor del país", si así fuera no estarían entrando a paro cada dos días. Esperen, ¿¡Alguien dijo paro!? ¿¡Cuando iniciaba!? ¡PARO POR EL PARO!

«Concentrate hijo de tu reputisima madre» pensó Mayo, despejando su cabeza. Estaba escuchando el discurso de la maestra, cuando ocurrió.

Una joven de cabello negro, de lentes, estatura promedio y con un chaleco azul marino medio entró.

— ¿Este es el grupo 659? — preguntó tímidamente. La maestra la miró un segundo.

— Lo es —.

La joven pareció sonreír y volteo hacia el pasillo. Tomó aire y dio un grito que se tuvo que escuchar por toda la facultad.

— ¡LOBA, YA HALLÉ LA CLASE! — no fue broma, el grito logró hacer que los vidrios de las ventanas se movieran, y varios chicos se taparon los oidos, incluida la maestra.

Mayo también se tuvo que tapar los oidos, el grito fue muy fuerte. Pero bueno, así era el grito de su amiga ¿No?

Vio a sus dos amigas entrar y sentarse con el. Fue un buen inicio de clases.

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— Y Mali gritó, ¿Sabes? Fue un gran estruendo — Mayo le contaba a Víctor, aunque este no respondía — oh, y Loba parece que será la mejor de este año — de nuevo silencio — y yo… se que ellos son reales, y juro buscarlos, tendrán tu nombre, lo juro — el silencio que siguió fue roto por unos sollozos.

Cuándo Mayo dejó a su novio tóxico, este se emborrachó y así recogió a su hermana Alba y al novio de ella, antes de que siquiera pudieran darse cuenta, chocaron. Solo el conductor sobrevivió.

— ¡Lo siento, lo siento! Tuvo que ser después, tuve que dejarlo después, al menos seguirías aquí, tal vez todo mi sueño fuera real, y estuvieras conmigo hasta que diera mi último aliento, perdón ¡Victor, regresa! — pero el siguió en silencio. Que miedo que de la tumba saliera Victor.

Pero esto no era una fantasía. Victor estaría reposando eternamente en ese lugar.

Mayo dejó las flores, y se dió la vuelta para salir del panteón.

Si no estamos juntos ya, en la siguiente vida lo estaremos…

…Lo prometo

Pero por mientras en esta vida…

Estaré solo.

¿Solo o a tu lado? (MAYICTOR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora