1

23.4K 1.6K 3.7K
                                    

"Por si acaso"

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

"Por si acaso"

Tenía doce años

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tenía doce años. Lindy fue la que le avisó.

En el segundo año, todos los niños ya tenían un pequeño grupo, alguien con quien se sentaban a comer, alguien para hablar, alguien con el que se llevaban bien, y con el que no. Harry tenía a Lindy, y a veces, a Connor. No quería imaginarse lo que habría sido, de entrar con un año de retraso al colegio.

—…es un intercambio —Le contaba Lindy, en voz baja.

Los tres niños se colaron, en un despiste de los profesores, hacia el balcón de madera que corría alrededor de la Sala de las Estatuas, la cúpula de cristal y algunos bombillos con forma de lágrimas, iluminación no maj, pero encantados para permanecer encendidos. Faltaba poco para el atardecer y era difícil ver más allá de la neblina que servía de escudo en el exterior, así que tampoco había nada mejor que hacer.

—Si es un intercambio —Connor había decidido que podía honrarlos con su presencia ese día; se inclinaba desde el otro costado de Harry, recargándose en la misma barandilla en que lo hacían ambos—, ¿quién toma su lugar allá? ¿Y cuándo se va?

Lindy apretó los labios un instante. Connor sonreía, burlón, a la espera de su respuesta.

Harry le dio un codazo, en señal de reprimenda, y le frunció el ceño. Aprendería a no molestar a las otras personas en algún momento. Quizás.

—Estoy seguro de que su mamá no le cuenta todo a Lindy…¿cierto? —Le echó un vistazo. La niña asintió con ganas, enseguida. Su madre era profesora de TransformacionesAnimagia y la guía del club dramático, por lo que era de suponer que fuese la más informada de los tres acerca de lo que ocurría en el colegio.

Claro que Connor no podía aceptar tan fácil que alguien supiese más que él.

—Sólo hay que verlo para saberlo —Carraspeó, se peinó hacia atrás con un movimiento practicado y luego se inclinó más sobre la barandilla, entrecerrando los ojos en dirección a la entrada. Un niño respondía a lo que el director le decía en ese instante, se imaginó que con respecto a las Casas de Ilvermorny—. Viene de Francia —dicho esto, volvió a enderezarse.

Just in caseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora