Capitulo lll: Déjame explicarte.

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Era ahora o nunca. Ella no sabia lo importante que era para mi, y ahora tendría que buscar la manera de demostrárselo, aunque se me fuera todo en ello. Si, como ella dice, fui un completo idiota y no me di cuenta de la gran mujer que tenía enfrente de mi, hasta que sentí que la estaba perdiendo. ¿Cómo es que no la vi antes? Ella es tan... Ella. Solo así. No hacia falta quebrarme la cabeza en buscar adjetivos que la describieran, porque su mera presencia era todo. Perfecta a su manera, perfecta para mi. Y ahora estaba huyendo de mi, cuando me di cuenta de que es lo más valioso que he tenido en mi vida y no dejaría que se me escapara en un abrir y cerrar de ojos. Simplemente no lo iba a permitir, no justo cuando me di cuenta de que ella era mi vida entera.

-Bu-Bueno... Te escucho.-

Ay Dios, ver sus ojitos llenos de lagrimas y esa boquita que moría por besar haciendo un ligero puchero, me estaba matando.
-De acuerdo. Pero quiero que me escuches hasta el final, sin interrupciones, y si entonces tienes algo que decir, yo te escucharé. Solo déjame decirte todo por favor. ¿Harás eso por mi?-

Sé me quedo viendo por un largo rato como si con tan solo verme pudiera saber todo lo que estaba pensando. Pff, si fuera así de sencillo.

-Ok, Lo haré.-

Ya llevaba días, ¡que va!, semanas pensando en ella, y es que últimamente todo me salía mal, todo. Y ella era la única persona que dentro de todo lo malo, seguía siendo lo único bueno. Siempre encontraba la manera de tranquilizarme, aunque fuera a través de un tonto teléfono. Digo, no es como si no la pudiera ir a ver, creo que incluso si yo le hubiera pedido que viniera, lo hubiera hecho, por que ella es así. Pero no, estaba tan ocupado gastando mi tiempo en cosas y personas estúpidas, que no me permitía tener tiempo para ella. ¡Vamos! Era mi amiga, solo me pedía un poco, a comparación de lo que me daba. Pero no, estaba cegado por cosas tan vanas, que ni siquiera tenía la atención de contestarle sus "te amo" y maldita sea, yo también la amaba, ¡la amo! Que no me di cuenta del momento en el que poco a poco se iba alejando, poniendo distancias cortas, pero al final distancias, que yo no era capaz de recorrer por ella. Pensé que era normal, además yo nunca he necesitado de nadie, corrección, yo nunca creí necesitar de ella. De sus sonrisas, de sus palabras, de su mirada, de su aroma y de la alegría que inconscientemente me transmitía cada que la veía, pero sobretodo de sus suaves besos que me daba en la mejilla, cuando yo sabia lo que ella sentía por mi y no me di la oportunidad de voltear para probar sus labios, esos labios rosas que no me dejan ni un minuto.

-Entonces, estas diciendo que ¿ya sentías algo por mi desde hace mucho y no me habías dicho nada?- me preguntaba después de medio haberle contado, y aunque no era ni la mitad de todo lo que me faltaba por decirle ya se le notaba dolida, y como no, si fue tiempo perdido, pero tiempo que trataré de compensarle si me lo permitía.

-No realmente. Yo no estaba seguro, todo esto es tan nuevo, yo te amo, pero no sabia de que forma, hasta que vi esa maldita foto donde abrazabas a alguien que no era yo. Sentí que me daría algo ahí mismo, pero dime, ¿cómo reclamarte? Cuando yo sé que no tengo derecho a hacerlo. Eres libre de hacer lo que quieras con quien quieras, pero yo no puedo con eso.- Ya esperaba que se molestará, es más, que me gritara y me dijera que no tengo porque meterme en su vida, pero yendo en contra ante cualquier pronóstico, soltó una pequeña risita.
-Estás celoso.- Y no era una pregunta, ella estaba segura de lo que decía.
-No.- Ella me miro fijo enarcando una ceja, y sonriendo mas abiertamente. -¿ah no?- ¿Qué era tan gracioso? Claro que estaba celoso. Me hervia la sangre solo de pensarla con alguien más. Aunque ¿para qué ocultarle lo que sentía? -Bueno, si, estoy muy celoso, no soporto que alguien más ocupe mi lugar.- Ahí estaba, ya lo había dicho. Y como si hubiera dicho las palabras incorrectas, su hermosa sonrisa desapareció. Definitivamente no entendía a esta chica, me estaba volviendo loco. O no, no me estaba volviendo loco... Ya me tenía loco.

365 brindis.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora