Las tierras de Piety pueden ser tranquilas, demasiado tranquilas...
La luna brillaba en lo alto del cielo, como un hermoso disco plateado, en la espera de algún público. Sofocada, cansada por la persecución, una joven corría tratando de salvar su vida. Su respiración era entrecortada, sus piernas se debilitaban con cada paso que daba, por lo tanto su velocidad iba disminuyendo considerablemente.
Un hombre la perseguía, ella era su presa y no la dejaría escapar. Su rostro lucía emocionado por lo que le haría una vez que la tuviese en su poder.
Las fuerzas se le agotaban a la chica, ya no podía sostenerse en pie. Tropezó con una piedra y cayó al suelo.
Su perseguidor se detuvo, ahora que estaba indefensa podía conseguir su objetivo.
—Ya no puedes escapar, preciosa —su presa se mantuvo en silencio.
La joven se levantó del suelo, sacudió sus ropas con mucha calma. No le importaba la presencia de aquel sujeto. El hombre fue hasta ella, la sujeto por una de sus muñecas, obligándola a darse la vuelta.
Quedo desconcertado al comprobar que la linda jovencita que había perseguido como un loco por todo el bosque, no era más que un monstruo. Su apariencia había cambiado por completo, sus ojos eran rojos y salvajes, unos enormes colmillos le sobresalían del labio superior. Su boca se tornó gruesa.
—Sí, no puedo escapar, y tú tampoco —dijo la criatura.
Un grito lleno de dolor fue lo último que se escuchó.
Fábula
Cierto día el lobo se dijo a sí mismo.
—Hoy es mi día, siempre viene bien una deliciosa caperucita —babeaba imaginando el festín que se daría.
La caperucita pensaba de otra manera.
—Me apetece un buen caldo de lobo —se frotó sus manos, mientras que en su cara se dibujaba una sonrisa depredadora y siniestra.
Así es como en Piety el depredador que no es hábil corre el riesgo de convertirse en presa.
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La oscuridad del caballero
FantasyUn mundo donde los caballeros andantes existen y hacen lo que desean. Donde a veces tenerlos no es la solución del problema. Algunos avariciosos y creídos, otros movidos por el rencor y muy pocos por el honor, mostrando las dos caras de la moneda. E...