Prólogo

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Escuchar la música del supermercado es bastante tranquilizador, a MinSeok le agrada mucho escuchar las canciones que pone el supermercado, que al final de cuentas no es más que una estrategia para que compres. MinSeok está comparando dos envases de mermelada. Sus hijos prefieren la que tiene más azúcar, pero él simplemente rechaza los argumentos de sus hijos, ellos deben alimentarse de forma sana. Su bebé que está en la cangurera duerme de forma pacífica.

—¿Qué nos falta en la lista? —pregunta MinSeok, ha dejado que su hija mayor lleve la lista de las compras.

—Nuestro cereal y muchos dulces —dice ella mientras lee la lista.

MinSeok ríe dulcemente, su pequeña Jiyoon ha introducido a la lista algo que no debería estar allí.

—No recuerdo que haya escrito dulces —dice MinSeok en un tono pensativo —. ¿No será que alguien escribió dulces mientras yo no veía? —una mirada divertida se posa en ella.

—Puedes revisar la lista si no me crees —le entrega la lista bastante confiada.

Tal como lo pensó, la palulces está escrita, pero no era su letra, la letra proviene de su hija mayor. Las letras parecen que se las lleva el viento, ya mejoró, él le ha ayudado para que su letra tenga una forma muy bonita. Han estado haciendo ejercicios de caligrafía.

—Esta no es mi letra —MinSeok empuja el carrito y llegan hasta la sección de cereales, toma una caja, el cereal preferido de sus hijos.

Su carrito de compras está lleno, tiene lo suficiente para la semana. Retrocede un poco, chocando con un extraño, se gira para pedirle una disculpa.

—Lo siento, no fue mi in... —sus ojos felinos se abren con sorpresa.

—MinSeok —dice sorprendido la otra persona —. MinSeok, es grato volver a verte —una sonrisa felina se le dibuja en su rostro.

MinSeok ve a las dos personitas que acompañan al hombre, son sus hijos. MinSeok endurece su mirada.

—Vámonos niños —toma su carrito de compras para irse. Sus hijos lo siguen sin decir una palabra.

Camina deprisa hasta la caja, cuanto más lejos, mejor. JongDae, el hombre que saludó a MinSeok sigue sonriendo por donde se fue el lindo hombre, realmente no ha cambiado en nada, cada vez se ve más joven y bello. Verlo de nuevo le alborotó el corazón, le hizo feliz. MinSeok acomoda las cosas en su auto con rapidez, después deja el carrito de donde lo tomó. Sus hijos mayores están sorprendidos por la actitud de su padre. MinSeok acomoda a los menores en el asiento trasero, pretende que los menores vayan seguros en todo el camino de regreso a casa. Jiyoon se muestra sorprendida por la actitud de su padre.

—¿Por qué cuándo ese hombre dijo tu nombre huiste despavorido? —pregunta Jiyoon sintiendo que el auto se ponía en marcha.

—No es nada —miente.

Ella no es tonta, pero tampoco quiere seguir insistiendo. Su padre tiene un rostro intranquilo y pensativo. MinSeok conduce hasta llegar a su casa.

—¿Puedes llevar a JiHyun y al pequeño Dae al interior en lo que meto las bolsas? —le pregunta a su hija mayor de nueve años.

Asiente.

—Claro —JiHyun, el niño de siete entra a la casa corriendo mientras que el bebé va en brazos de la pequeña.

MinSeok saca las bolsas del auto poco a poco hasta que no queda ninguna y verifica que su auto esté cerrado. MinSeok deja todo en la cocina y junto a sus hijos mayores comienzan a poner todo lo que compraron en su lugar. Los pensamientos del hombre de ojos felinos no han sido otros que no sean sobre el hombre del supermercado. Prepara la cena para los cuatro, bueno, leche para su pequeño Dae. Mientras comen el sigue estando pensativo.

—¿Sucede algo? —pregunta preocupada.

—No es nada —juega con la comida. Se ve desmotivado.

—Es él, ¿cierto? —MinSeok mira a su hija y asiente.

—Yo te protegeré mami —dice el pequeño JiHyun con una espada en mano, obviamente de juguete.

—¡Estoy bien! —finge —. No se preocupen por mí

MinSeok casi no come y distrae su mente al jugar con sus pequeños. Los lleva a acostar, no duda en contarles un cuento lleno de ficción y fantasía, sabe que sus hijos aman ese tipo de cuentos, al salir no olvida darle un beso en la frente a cada niño. Cada niño tiene una habitación diferente, pero cuando escuchan el cuento se unen para hacerlo. Su bebé de seis meses está dormido plácidamente en su cuna. MinSeok camina hacia su habitación y de su armario saca una caja. Hay fotos y cartas, recuerda con una gran sonrisa cada momento que pasó con ese hombre.

—¿Por qué tenías que volver a mi vida? —pregunta mirando la foto del hombre que su corazón ya había enterrado, o eso creía.

Las lágrimas mancharon el suelo. Se había mudado muy lejos para no volver a verlo, pero la vida a veces toma otros caminos. MinSeok les da un trago a las botellas de soju que tiene escondidas, no quiere que sus hijos se enteren de su mal hábito. Seis botellas quedan vacías, cuando se da cuenta cuántas ha ingerido. Se siente culpable, hace tiempo que había dejado de beber, se limpia los labios y guarda bien las botellas debajo de su cama. Las tirará en la mañana. No quiere que sus hijos lo miren como un alcohólico.

MinSeok mira la caja que no se atrevió a tirar junto con las fotos, cartas, un USB y otras cosas más. No desea reencontrarse con su pasado.





🌼

Hola, hola, ¿cómo están?
Hace tiempo que no nos leíamos.

¿Cómo les ha ido?
Ánimo si están pasando por un mal momento.

¿Qué les parece la idea del fic?
Tampoco quiero me mal entiendan.

Tengo muchas ideas para este fic.

Gracias por leer.

Ah, he estado editando mis fics para que su lectura tenga mayor disfrute.

Segundas oportunidades || ChenMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora