Mi oscuro don

Capítulo 3

-Bien, esto es lo que haremos. Vas a fingir que harás algo pero en realidad yo me encargaré de todo, simplemente tienes que aprenderte lo que dirás y listo.

El chico castaño me miró un poco sorprendido por mis palabras y mi seriedad.

-No, el trabajo es grupal, así que también quiero aportar, escogeremos un tema y lo haremos juntos.

Su voz sonó muy decidida, pero su mirada era suave y amable, sorprendiéndome.
No tenía ni idea de cómo reaccionar, normalmente cuando tenía que hacer trabajos grupales me dedicaba a hacer yo sola todo, pero este chico me acaba de decir que hará todo lo contrario a lo que estoy acostumbrada.

-Esta bien, tu ganas, lo haremos en tú casa, ¿te parece?.

Mi expresión no era la mejor de todas, pero el chico lució contento con mi decisión, haciéndome mirarlo con extrañeza por aquello.

-Trato hecho, ¿te parece hoy a las 16:00 p.m?- preguntó con una sonrisa en sus labios carnosos.

-De acuerdo.

Mi respuesta salió con un suspiro de cansancio, pero esto no desanimó al chico a mi lado, más bien sonrió aún más feliz.

-¿De qué quieres que sea el tema?- preguntó suavemente.

Su pregunta me sorprendió, no esperaba a que siguiera hablando conmigo. En mi anterior colegio nadie se tomaba la molestia de preguntarme algo, ni así sea de tarea.

-No lo sé, ¿drogas?- pregunté dudosa.

El chico me miró pensativo para posteriormente negar con su cabeza.

-No, es muy cliché. Hablemos sobre algo peculiar, algo que llame la atención de los demás.

Su respuesta me puso a pensar, pero no me llegaba ni una sola idea, todas me parecían muy típicas de exposiciones en clase.

-¿Qué te parece si el tema es sobre el Passerelle des Arts?- preguntó sonriendo.

Su pregunta me sorprendió, no me esperaba a que su idea sea aquella, pero el tema me gustó mucho.

-Me gusta, aparte tiene que ver con Francia y todo eso, hagámoslo.

Mi respuesta hizo sonreír al chico de ojos azules, su sonrisa era dulce pero a la vez coqueta.
Desvíe la mirada apenada, no me permitiría admirar a ese chica sabiendo que él tarde o temprano se alejaría de mí.

-¿Qué te pareció el colegio? ¿Te gustó?- preguntó curioso.

Su pregunta nuevamente me hizo sorprender, no me esperaba que siguiera intentado hablar conmigo.

-No la he visto a profundidad, sólo he visto algunas partes mientras caminaba a clases y a la dirección- respondí dudosa.

El chico alto sonrió aún más, si es que eso se podía, causando cierta intriga en mí.

-¿Entonces qué te parece si te hago un tour por todo el colegio, lo conozco de pies a cabeza.

Lo miré fijamente dudando si aceptar, pero sus ojos tenían cierto brillo esperanzador que me niego admitir que me gusta.

-No gracias, mis primos se encargaran de eso.

Mi respuesta fue seca, sin tacto, pero no podía dejar que ese chico de ojos azules se acercara a mi, después de todo igual se terminaría alejándose.

-Y no lo dudo, pero yo conozco algunos otros sitios que estoy seguro que tus primos no, te lo aseguro.

Su seguridad y sonrisa me hizo dudar sobre si rechazar su propuesta, después de todo tal vez me sirva conocer lugares que otros no.

-Esta bien, pero será mañana.

Mi respuesta pareció sorprenderlo pero igualmente alegrarlo.
Sin darle tiempo a contestar el timbre anunció el tan esperado receso por todos.

-Nos vemos en la tarde.- le dije y me paré.

Salí lo más rápido posible del salón de clases hacía la cafetería, donde probablemente me encontraría a mis primos.
Al llegar a la cafetería di un vistazo a mi alrededor, todos estaban concentrados en lo que estaban haciendo. Algunos estaban conversando, otros comiendo, otros en su celular, mientras que otros más descarados se comían la boca sin importarles nada.

Ignorando lo anterior caminé hasta divisar a dos cabelleras oscuras platicando con un chico pelirrojo y una chica rubia de ojos verdes.
Sin sabes qué hacer me di la vuelta para salir de la cafetería pero un grito me hizo quedarme en mi lugar.

-¡Hey, Alaia!, ven aquí.- gritó mi primo Benet con una sonrisa.

Dudando un poco me acerque tímidamente, mientras que el otro par de desconocidos me miraban con curiosidad.

-Primita, ellos son Taehyung Kim, es de intercambio, y ella es Gia Davies, comparte algunas clases con nosotros.- me los presentó Domenec.

-Un gusto.- respondí un poco seca y tímida.

A pesar de mi saludo corto, los dos desconocidos sonrieron abiertamente haciéndome una seña para que me sentara con ellos.

Un poco dudosa decidí sentarme sin tener ni idea de qué hacer, mientras que ellos continuaron hablando como si nada.

Al girarme un poco vi como Sean entraba a la cafetería con un andar despreocupado y sonriente, viéndolo acercarse un poco.
Rápidamente me paré y caminé hacía la cola para comprar algo de comer y así evitando un acercamiento con el chico castaño.

Me dediqué a observar las diferentes opciones de comida, y escogí una ensalada de frutas como postre y una tostada con jugo de naranja.

Al regresar todos seguían conversando alegremente sin notar mi llegada.

-¿Qué tal tú primer día?- preguntó amablemente la chica rubia.

-Estuvo bien, incómodo pero eso es típico del primer día.- le respondí mirándola fijamente.

La chica me obsequió una radiante sonrisa, mirándome curiosa.

-El primer día siempre es incómodo, cuando llegué aquí todos me miraban, no sabía si era por ser nuevo o por ser tan atractivo.- comentó el chico de cabello color marrón con una gran sonrisa cuadrada.

Su sonrisa me pareció hermosa, así que avergonzada giré mi cabeza y noté a mi compañero de la clase de francés hablar animadamente con diferentes chicos y chicas mientras sonreían felizmente.

Por un instante mi mirada no se pudo apartar de él, mirándolo sonreír tiernamente mientras sus mejillas se alzaban dándole un toque infantil pero lindo.

Rápidamente aparté mi mirada y traté de seguir la conversación de mis primos con Taehyung y Gia, pero mi cabeza estaba pensando en lo que haría luego de clases.

Antes de dar un mordisco a mi tostada me di cuenta de algo.

No tengo la dirección de la casa de Sean, así que tengo que hablarle en un rato para pedírsela.

¿Qué podría salir peor hoy?.