—¡Mamá! ¡Vení rápido! ¡Vení a ver!
Los pasos de su madre se apresuraron por la escalera. Sonrió mientras se ocultaba tras la delgada cortina blanca.
—¿A dónde está este chiquito? ¡Che!
La respiración silbaba por su nariz mientras intentaba pegar su cuerpo contra el ventanal, pero su curiosidad lo hizo espiar agitado entre aquel resquicio vertical dónde convergían ambas cortinas. Su disfraz era perfecto. Su madre se había agachado para buscarlo bajo la cama. Apenas podía aguantar la risa.
Cerró los ojos y no puedo evitar que una lágrima se deslizara hacia su mentón. La oscuridad era profunda y los pasos de ellos estaban cada vez más cerca. Sin embargo, con el corazón galopando ante el sentimiento inminente del final de su vida, su mente elegía traerle aquel día junto a su madre. Las escondidas durante las interminables siestas de verano. Días inocentes antes de que la muerte se revelara con ferocidad, por primera vez, en sus primeros años de infancia. El cajón y el cedro. El llanto y las velas. La lluvia y el plástico barro del helado cementerio. Todo regresaba. Sintió los pasos acercarse. Hombres y perros vociferando con furia entre la nieve. Se agazapó y cerró los ojos. Las cortinas se abrieron. Era tiempo de regresar a los brazos maternales y al arrullo de un tiempo impreciso y congelado.
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Cuentos de noche y sombra
القصة القصيرةRecopilación de mis cuentos de terror y alguna que otra cosa random que se me vaya ocurriendo jajaja 😂
