05 | Fractura al corazón

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Quince años de edad

Chase no soportaba estar cerca de Joy cuando Liam rondaba por allí. Nunca le había caído especialmente bien, pero desde que su amiga le había confesado que le gustaba, todo de él le parecía insoportable. Y todo aquello se incrementaba cuando la veía reír por algún comentario de los suyos.

Le parecía, simplemente, desagradable.

—Tío, relájate un poco —le llamó la atención Jordan, mientras ambos se encontraban sentados al fondo del aula.

Habían pedido permiso a la directora para utilizar aquella aula vacía durante los recreos, con el pretexto de que Joy necesitaba practicar sus pasos de ballet. Por culpa del equipo de soccer del instituto y de los exámenes, últimamente le estaba costando mantenerse al día con las lecciones de su maestra de baile y la chica apenas tenía tiempo libre. Era algo muy costoso y estricto, a lo que había que dedicarle demasiadas horas.

Alguna vez, su amiga le había confesado que había pensado en dejarlo, pero que le gustaba tanto que se le hacía difícil tomar esa decisión. De todas formas, se había planteado probar con otro tipo de baile.

—¿A qué te refieres? —inquirió él, sin prestarle demasiada atención.

La risa escandalosa de Lissa los despistó un momento, la cual intentaba imitar torpemente los movimientos de la castaña. Liam las observaba de cerca, aplaudiéndolas y gritándoles unos ánimos algo característicos, que provocaban también las risas de Joy. Chase frunció el ceño.

—A que eres un chico bastante tranquilo pero, si las miradas mataran, Liam estaría irremediablemente fulminado. —El rubio se giró hacia su amigo, con una ceja arqueada—. ¿Qué? Por mucho que te desagrade la idea, llevo contigo unos años. Ya te voy conociendo.

Aunque pareciera imposible, poco a poco Jordan se había ido convirtiendo en su mejor amigo. Tenían un carácter similar, aunque el chico era mucho más amigable y sociable que él. Además, no había tardado en darse cuenta de que su amigo era bueno leyendo a las personas.

—Te equivocas. —Chase apartó la mirada y fijó su vista en otra parte—. No podría importarme menos.

—Ya, claro.

El silencio los invadió, y él aprovechó para posar sus ojos sobre su mejor amiga, que realizaba sus movimientos con agilidad. Estaba igual de bonita que siempre. No, más aún. Desde que habían tenido aquella conversación en la azotea, se habían distanciado un poco. Sabía que era culpa suya, porque era él quien insistía en alejarla, pero en aquellos momentos no soportaría su cercanía.

Y eso solo le hacía anhelarla más.

—Deberías decirle lo que sientes por ella —le aconsejó su amigo desde su lado.

No necesitó que le dijera a qué se refería, él ya lo sabía perfectamente. Y, aunque en él era costumbre cerrarse en banda ante algo que implicara sentimientos, esa vez no quiso hacerlo. No recordaba cuándo había comenzado a confiar en Jordan, pero el caso es que lo hacía.

—No puedo, ya lo intenté. —El chico se giró hacia él, sorprendido por su confesión. Chase bajó la voz antes de volver a hablar—. Le dije que me gustaba Hannah.

—¿Qué? ¿Por qué diablos hiciste eso? —inquirió, atónito.

El semblante del rubio se volvió totalmente frío.

—Me dijo que le gustaba Liam —masculló con amargura.

Los ojos de Jordan se abrieron de par en par, y su cabeza se movió rápidamente hacia el frente, donde sus amigos hacían el tonto.

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