¿Destino?❧ BbangKyu

Feliz cumpleaños

La oscuridad invade la visión de un pequeño, cuya mirada nublada es incapaz de ver más allá de su lugar. Tan sólo una débil luz roja lo alumbra asegurandole seguridad, pues la oscuridad es tan espesa y tan poderosa que parece amenazarlo:
Con simplemente verla sabía que si se atrevía a meterse en ella, lo devoraria sin algún tipo de duda o problema; porque era tan infinita, que llegaba a darle más miedo de lo que debería.

Y aunque no tuviera pavor, aunque quisiese moverse de allí tampoco podría. Pues la cadena que lo hace permanecer entre la única luz del sitio, lo detiene.

Como cualquier adolescente, todos siempre tan energéticos e impotentes, comenzo a luchar por algo que sabía que no iba a ganar. Comenzando a moverse de forma errática, forcejeando y tirando de aquella cadena tan molesta, que con cada segundo que pasaba le hacía recordar que su libertad ya no estaba, al igual que sus padres en esa habitación.

Forcejea y tira por el sólo hecho de hacer algo para liberarse, porque anhelaba ver tanto a sus padres, a la luz, al cielo.
Estaba harto de ver solo un abismo rodeándolo y devorándolo.
Ni siquiera sabe cuántas horas estuvo allí encerrado. El tiempo parece haberse estancado, o quizá también se perdió entre tanta oscuridad.

Además de que su intento en vano de romper la cadena fue sólo eso, un intento.

Saber que posiblemente su vida acabaría en ese lugar, de que moriría y que quizá nadie lo encuentre, lo tenía angustiado.

¿Quién desea morir en esas condiciones?

Su imaginación voló hasta el punto de querer llorar por su desdicha. Imaginar, imaginar es... En esta situación, una maldición para cualquiera.

Su respiración dolía, su garganta parece haberse cerrado y sus ojos ahora están llorando. ¿Qué más podía hacer que esté a su alcance?
Nada, absolutamente nada, era inútil.

Se sentía inútil.

Y no había nada para hacer, asi que gritó. Gritó tan fuerte que sus cuerdas vocales temían hacerse daño.
Pero a él no le importa.
Asi que gritó por cada cosa que le hacía daño, gritó por miedo, por la oscuridad que parecía acecharlo, por su familia, por su estupidez, gritó por todo.

Pero nadie lo escuchó.