❝Donde YoungHoon padece de Urticaria solar
y ChangMin solo quiso salir con sus amigos❞
➵Solo BbangKyu.
↳Esta vez no es algo Soft.
↳fic angst? No sé como catalogarlo,
luego cuando lean me dicen.
Dato para que se pongan en contexto:...
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Para ChangMin, el silencio y la oscuridad ya era costumbre muy a su pesar, le asustaba pensar en que en algún momento esta situación sea ya su día a día, hasta el fin de su lamentable vida.
Le desesperaba e inquietaba vivir en el abismo en el que se encontraba, lamentaba tanto todo, que ya ni siquiera poseía ganas de ingerir lo que el sujeto -cuyo nombre aún no era revelado- llevaba para él.
Debía admitir que de vez en cuando creía que era un completo desconsiderado con el tipo, pues a pesar de tenerlo aislado y encerrado se preocupaba por él- incluso más que sí mismo- llevándole comida, agua y vitaminas.
Pero después recordaba precisamente eso, que lo tenía un desconocido privado de todo el mundo, encerrado en un sitio oscuro, sin ningún tipo de contacto con la luz solar o su familia. Entonces volvía a la realidad, reprendiendose mentalmente por haber siquiera pensado en ser más agradecido con aquel desconocido.
Pero lamentablemente, he de admitir, que su estabilidad y su fuerza de voluntad de a poco lo va abandonando, ya que la incapacidad de tener noción del tiempo o la privacidad de la realidad, lo consume sigilosamente. Poco a poco, su realidad deseada lo deterioraba, pero he aquí de preguntar, ¿es realmente correcto aquello, o debería de luchar más?
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El silencio siempre era interumpido por el mismo sonido, cada día, o al menos, lo que para él eran días. En algunas situaciones no sabía si las veces en la que el tipo iba eran del mismo día pero en diferentes horas, o simplemente eran días distintos.
A él le gustaba pensar, que la llegada del sujeto, anunciaba un hermoso amanecer afuera.
El mismo sonido de todos los días, el de algo pesado correrse, hizo que sus ojos se abrieran con pesadez.
Intentó reincorporarse en su sitio, sentarse... Más su mala suerte siempre estaba presente. Aquel dolor lo hizo recordar aquella vez cuando intentó zafarse, escapar. Milagrosamente lo había logrado, y gracias a ello pudo recorrer el lugar terrorifico en el que se encontraba, pero de alguna forma en el recorrido apresurado se había lastimado el tobillo. No supo cómo ni cuándo, ya que con la desesperación no sintió ningún tipo de dolor, pensó en que quizá corriendo o subiendo escaleras, tal vez en esos momentos, se habría torcido.
