𝐉𝐎𝐊𝐄𝐒 || 𝐁𝐚𝐧𝐠 𝐂𝐡𝐚𝐧

TRES; JOKES

Literalmente estos últimos días he escrito un millón de cartas para Reagan, las cuales hablan de mis sentimientos hacia ella y como solo hace ojos ciegos ante eso.

Aparte de sentirme completamente rechazado, sigo sintiendo que necesito su atención. Si me notara de una manera distinta, podría hacer que ella se interesara en mí.

Solo necesita un empujoncito...

—¿Hiciste la tarea de Alemán?— se paró a mi lado viéndome seriamente, siempre actuaba así por las mañanas.

Ni siquiera me esforcé en contestarle, le di las hojas que estaban en mi mochila y enseguida Kaira sonrió.

—Excelente servicio, bonito mejor amigo— arrebató las hojas de mi mano y se fue a sentar para comenzar a copiar.

Me senté en un asiento junto a ella, dejé mi mochila sobre la mesa y me acosté sobre ella viendo hacia la entrada.

Un nuevo día.
Necesito llamar la atención de ella, necesito que Reagan me vea.

Entonces ella entró con una sonrisa espléndida a pesar de ser las ocho de la mañana.
Pasó al lado de mi banca ignorándome como de costumbre y se fue a la parte de atrás.

—¿Cómo dormiste, Reagan?

—Bien, gracias por preguntar...

No entendía como era que la mayoría de las niñas intentara llevarse con ella, como si eso ayudaría a subir su estatus social.
Al contrario, Reagan las seguiría opacando a todas.

Tal vez lo digo solo porque me gusta... y mucho...

Retomé la postura, tragué saliva ya motivado. Contuve la respiración un poco y mi mejor amiga me miró con el ceño fruncido.

—¿Qué te pa-

Me levanté y antes de que terminara su pregunta me dirige hacia aquella dulce chica.

Estaba justamente sacando sus cosas, completamente sola porque sus amigas salieron del salón y los chicos de aquí no estaban tan interesados en ella, a excepción de mí, claro.

Era mi oportunidad. Aprovecharía que el profesor de matemáticas siempre llegaba unos minutos tarde.

Vi su lapicera color azul cielo y de un manotazo la tiré de su banca haciendo que su contenido se regara por todo el piso del salón.

Reagan se levantó rápidamente de su asientoy me miró sin entender lo que acababa de hacer —¿por qué lo hiciste?— su tono de voz sonaba molesto, y la entendía.

Me quedé atónito al ver su cara confusa. ¿Ahora qué le respondía? "¿Quiero que me notes?" ¡No pensé en esto!

—Reagan— pronuncié su nombre fuerte y firme. Nada parecido a mí —¿te crees superior?

En cambio ella solo me miró aún más confundida, por lo que ahora si que estaba bloqueado completamente.

—¿Quién eres y por qué tiraste mi lapicera?— soltó bruscamente tan de repente.

Aquello dolió bastante. No había pasado ni una sola semana y... ¿ya olvidó mi nombre?

—¡Ah, claro!— habló sorprendiéndome —de seguro eres uno de esos a los que rechacé y ahora se quiere vengar— rodeó su mesa para comenzar a recoger sus cosas sin parar de hablar —¿qué no entienden que no busco a alguien ahora? ¿Por qué no se concentran en sus estudios? No los entiendo, chicos.

Miré a mi alrededor y estaba muy avergonzado de que ahora todos en la clase me veían. Kaira en especial me miraba con desaprobación total.

¿Cómo la gente puede ser experta haciendo bromas y tratando mal a otras? Esto es más complicado de lo que pensé.

Reagan estaba por levantar uno de sus lapiceros de colores, pero me adelanté y lo pisé haciendo que alzara la vista para verme mucho más molesta que antes.

—Hablaba en serio— hice una pausa para tranquilizar mi respiración —¿te crees superior a otras chicas solo por ser bonita?

¿Cómo le pude decir eso a la chica que me gusta? Maldición... estoy perdido ¿no?

Se levantó y me miró con rabia —¿quién eres? ¿Por qué de repente me dices todo esto?— soltó una corta risa —no te conozco chico, ni siquiera sabía que estabas en mi clase— hizo una mueca —ni siquiera conozco a la mayoría de este salón, no te lo vayas a tomar personal ¿de acuerdo?

Aquello tal vez sí me molestó, más bien solo porque venía de ella.

—Tampoco sientas que por esto, significa que eres mejor que otra persona— hice una pausa —solo quería decirte, que este es solo el inicio...

Me giré y salí del salón.
Necesitaba controlarme o se me saldría el corazón.
Y ¿qué mejor que ir a esconderme a los baños? No, en realidad no hay otra cosa mejor.