CAPÍTULO 13.5 [hyunjin pov]

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HyunJin se sintió abrumado porque la muchacha no dejaba de spamear su casilla de mensajes. Sus padres lo habían llevado a su restaurante favorito y, sentados frente a él, miraban con extrañeza su celular sobre la mesa que vibraba una y otra vez.

soulmate

¿Por qué no respondes? ¿Estás bien? ¿Te puedo llamar?

19:02

HyunJin contestó que luego y apagó el móvil. Primero, debía terminar de comer.

[FLASHBACK, 2 AÑOS ATRÁS]

A los quince años, HyunJin podía considerar su aborrecimiento hacia Yang Jeongin como un tema ya sellado. Podía dar por superada la situación ocurrida entre ellos en la infancia, por mucho que lo haya shockeado de niño y por mucho que representara todavía un mal trago en su vida escolar.

Al entrar en la pubertad, HyunJin se dio cuenta de que no podía continuar mirándolo mal en los pasillos, discutiéndole por cosas triviales o rodando los ojos cada vez que Jeongin abriera la boca en clase. Minho, su amigo más sincero, le había dicho que estaba siendo tonto e inmaduro y él, bueno, no quería ser tonto e inmaduro.

Con los años, sus actitudes de niño enojado cesaron y dieron paso a un sencillo estado de evitación e incomodidad. Bastante simple: actuar como si él no estuviera allí. En el salón de clase, la presencia de Yang Jeongin debía serle tan relevante como una mancha de humedad en la pared.

Por supuesto que, del dicho al hecho, había un abismo. No fue para nada tarea fácil ignorar a Yang Jeongin cuando seguía, inevitablemente, encabezando el puesto número uno en su lista mental de personas más fastidiosas sobre la faz de la tierra. ¿A quién engañaba? Si podría hasta enumerar todas las cosas sobre su persona que le irritaban.

Odiaba que no supiera comportarse. Cuando un grupo exponía frente a todos, Jeongin nunca hacía silencio y los profesores tenían que retarlo como a un niño pequeño. Y cuando le tocaba pasar al frente, Jeongin era el hazmereir por la cantidad de tonterías por segundo que inventaba. Sus discursos improvisados daban pena y dejaban en claro que no había estudiado ni un poco.

También odiaba que viviera en una maldita burbuja. Innumerables veces HyunJin estuvo a punto de chocar con él al subir las escaleras, porque Jeongin bajaba con los ojos pegados en el Candy Crush de su celular en lugar de mirar por donde caminaba.

HyunJin odiaba que en las clases de educación física todo el mundo se peleara por tener a Jeongin en su equipo cuando ni siquiera sabía jugar a nada. Mientras que él era el típico estudiante que, con excepción de sus dos amigos, todo el mundo dejaba para lo último.

Odiaba que Jeongin, de ser el tímido niño nuevo que no tenía amigos, se había convertido en un muchacho simpático, agradable y adorablemente torpe con quien todo el mundo quería estar.

Mientras que él, de ser el odioso niño genio de segundo grado se convirtió en... no. Error 404 not found. HyunJin prefería no pensar en ello, pues no le gustaba la conclusión a la que llegaba.

Sin embargo, su perfecto plan se vino abajo pronto, cuando se formaron grupos al azar de acuerdo al color en una actividad recreativa en la que participaban las divisiones de su año. Nunca le habían gustado ese tipo de juegos escolares, y mucho menos si no le tocaba en el mismo equipo que sus amigos.

En el gimnasio de la escuela repleto de gente, HyunJin buscó el rincón en donde sea que estuvieran reunidos los de su color. Después de merodear un rato, encontró una esquina donde resaltaba la decoración roja y se dirigió rumbo allí. A unos pocos metros, se detuvo cuando vio a Jeongin de perfil decorando la pared arriba de una silla.

Desastre Yang, príncipe Hwang [SKZ ; hyunin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora