Ring, ¡Riiing!
Sí, otra vez la maldita alarma. ¿Tan rápido se había terminado el fin de semana? Silencio la alarma. Me doy media vuelta y, ahí estaba ella; nos encontrábamos por primera vez en mi cama, en mi habitación. En posición de cucharita. Ella pegada a mi cuerpo, yo pegada a una almohada. Era increíble, nunca me había imaginado que iba a terminar de esa manera con aquella morena de pelo azulado.
Una vez que doy media vuelta, me encuentro frente a ella. Comienzo acariciar su espalda desnuda, subiendo lentamente hacía su cuello, en ese momento me doy cuenta de las marcas que le había causado hace unas horas atrás; son marcas que para mí significaban; señas de amor, indicios de pasión.
Al observar esas marcas se me dibuja en el rostro una sonrisa involuntaria; recuerdo lo que sucedió hace un momento atrás con aquella morena; era increíble cómo había sucedido todo aquello. Pero también era indescriptible.
Y en ese momento mi mente empieza a viajar en los recuerdos de hace unas horas atrás, de todo lo que había sucedido. Así de loca estaba por ella; la maestra de mi hija Antonia. María José Garzón. Nunca me había imaginado involucrarme de esta manera con una mujer, y menos con una maestra. Y así con esa sonrisa involuntaria comienzo a recordar lo que pasó. De lo maravilloso que hizo mi noche esa mujer. De esa pasión de entregarnos carnalmente al deseo.
-------------------------------------------------------------------------------
-¡No puedo creerlo Daniela! -Poché había ingresado a mi departamento azotando la puerta como una desquiciada -¡No puedo creer que hayas faltado a tu promesa de llevar a Antonia a sus clases de baile! -tenía una mirada intimidante, con facciones que a cualquiera le hubiera dado miedo -en serio que eres sorprendente Daniela, ya habíamos hablado sobre este tema, el trabajo no lo es todo en la vida -Poché gritaba sin parar. No podía entender de donde sacaba tanta fuerza y aire para gritar tanto.
-Poché cálmate por favor, estas muy alterada y así no podremos hablar -afirme.
-¿¡Calmarme Daniela¡? ¿Cómo puedes pedir qué me calme si otra vez faltaste a tu promesa con An... -No sabía que estaba haciendo en ese preciso momento, pero la silencie con un beso.
No podía soportar más, moría por besar esos labios tan carnosos que tenía. Sé que no era el momento, sé que no eran las circunstancias. Pero necesitaba hacerlo ya, no iba aguantar un día más sin poder hacerlo.
Por un momento pensé que iba a separarse de mí, pero no sucedió; ella continuó con aquel beso. Cada vez se iba intensificando más. Su cuerpo comienza a restregarse más con el mío; este beso era el que soñaba todas las noches, ese deseo de besar esa boca que me arrebataba hasta el sueño. Cada vez intensificamos más nuestros besos, así perdiéndonos en nuestros labios húmedos. Esto era lo único que había deseado por varios meses. Probar de esos labios tan carnosos era como probar un manjar de fresas. Era como una sensación de estar en el paraíso rodeada de flores. Como oler del mejor aroma de las flores. Sentir el verano en pleno invierno. Sentir como si estuviera en el mismo cielo. Me sentía como una mortal, probando la boca de una diosa. Podrán llamarme loca, pero, es así como me sentía al besar esos labios.
Mis manos se van deslizando desde su cabello hasta llegar a su trasero, con delicadez los estrujo, mi otra mano se dirige hacia su nuca para que no pueda separarse de mí. Y es que no quiero terminar con este beso, con este paraíso.
Abandono ligeramente y temporalmente sus labios, así para poder transportarme hacia su cuello. Chupo su delicada piel, su olor empieza a embriagar mis fosas nasales, es un olor maravilloso, me siento en el mismo paraíso con aquel olor.
-¡Ah ¡-gime al rozar mi boca en aquella zona -Daniela, para por favor, ¿qué haces? - pregunta con un tono delicado. Me pregunto si ese será su tono de voz cuando siente placer. Pero me excita más con ese tono de voz delicada.
ESTÁS LEYENDO
Bajo el mismo Efecto
Fanfiction¿Te imaginas mantener una situación sentimental con la maestra de tu hija? Así es, mi vida era tranquila; hasta que apareció aquella mujer; aquella maestra que había venido a dar a mi vida un giro de 180°. Maria Jose era la maestra de primaria de m...