• Capítulo 1 •

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-Despierta, Mar.

No puede ser.

-¡Mar Anderson!¡Llegaremos tarde al instituto si no te apuras!

Me cubro más mi cara con la sábana, para evitar seguir escuchando la odiosa voz de mi hermano.

-Sí no te apresuras, te dejare y tendrás que ir caminando tu sola hasta el instituto.

Justo en ese momento sentía unas grandes ganas de golpear su cara para poder seguir durmiendo tranquilamente, justo como lo hacía hasta hace un momento.

-Estoy despierta demonios -le respondí de mala gana junto con una sonrisa falsa -¿Sabes? Un día de estos te voy a golpear si vuelves a interrumpir alguno de mis sueños.

-Mejor cállate y apresúrate.

Me incorporo en mi cama y observo como mi odioso hermano sale de mi habitación dejándome sola y con muchas ganas de seguir durmiendo.

________

Me apresure a bajar las escaleras para poder desayunar antes de ir al instituto y tener que soportar las siguientes horas estando ahí, no es que odie ir, pero definitivamente odio los lunes. Me dirijo hasta la cocina donde me encuentro a mi hermano desayunando. Yo por mi lado solo me límite y preparé un tazón de cereal.

-¿Y mamá? -pregunté buscando a mi alrededor.

-Se acaba de ir -me contestó antes de salir de la cocina-. Dijo que tenía que revisar unos papeles -Ian se encogió de hombros y se dirigió a su cuarto.

Estaba a punto de salir de la cocina cuando mi celular comenzó a avisar que me estaba entrando una llamada de mí mejor amiga.

-¿Mía? -preguntó en busca de una respuesta del otro lado de la línea.

-Mar, crees que podrían pasará a buscarme -pregunta la pelirroja al otro lado de la línea.

-Si, en diez minutos estoy ahí con Ian -le respondí viendo la hora en mi reloj que está en mi muñeca.

-Los espero -respondió antes de colgar.

Me dirijo a mi cuarto en busca de mi bulto y paso a hablarle a mi hermano para avisarle que hay que ir por Mía.

-Ian, apúrate hay que pasar a buscar a Mía -le digo al otro lado de la puerta.

-Ya voy -me respondió.

_______

Llegamos cinco minutos después de que la campana tocó, ya que no había ningún alma afuera. Estaba rogando de que la profesora Murphy aún no haya entrado al salón. Esa profesora de verdad me odia y si llego tarde lo más seguro es que me deje afuera del aula. No lo pienso ningún minuto más, apenas Ian estaciona el auto me despido de ellos antes de salir corriendo hacia mi salón, como si mi vida dependiera de ello.

-Demonios Ian, si la profesora me deja afuera va a ser tu culpa -le dije mientras desabrochaba el cinturón de seguridad.

-¿Porqué va a ser mi culpa? -me pregunto volteándose-. ¿Quien no se quería levantar? -me pregunto, antes de apagar la música que habíamos estado escuchando en el transcurso de la casa al instituto.

Decidí ignorarlo antes de iniciar una discusión que claramente tenía que ganar y que me tomaría mucho tiempo, teniendo en cuenta de que ambos éramos muy persuasivos.

«Casualidades destructivas»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora