Capítulo 3

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Despues de casi trece largas horas de viaje – contando las escalas-. Aterrizamos en Roma.

Y me moleste no haber tomado tan en serio el consejo de mi madre sobre que perderia la linea del ecuador trasero.

Camine directo al hotel donde tenia asignado el hospedaje, llame a mi madre, mi abuela, y a mi padre quien se entero a ultima hora.

Habia levantado el grito al cielo pero, yo habia tomado ya mi descision.

Pase lo que quedaba del dia durmiendo placidamente entre las sábanas, en uno que otro momento pedi servicio al cuarto, y vi algunos programas de curiosidades mientras ingeria lo que sea que me habian traido. Como nueva en ese lugar, debi haber pedido algo italiano y familiar.

Pizza.

Lo haría la proxima vez.

Pase la primera semana de compras y de turista cercana, queria perfeccionar mi italiano antes de perderme lejos.

Entonces pase cerca de la famosa Fontana de Trevi. Aproveche que casi no habia turistas y comence a tomarle fotografias, estaba extasiada. Era casi mágica, las imágenes eran hermosas, según los letreros, era una obra de Miguel Angel. Donde demostraba a “El Moises” que era halado en un carruaje por cuatro caballos.

Aunque realmente, habian muchas mas estatuas.

Mientras mas caminaba, mas perdida me quedaba mirando la fuente, fue entonces cuando paso.

Un choque, mi helado resbalo y mi camara golpeo mi nariz.

El muchacho perdio su bebida, la cual sea cual fuera dio al suelo entera.  

-          ¡Lo siento, lo siento! – mire y al levantar la cara quede pasmada.

El muchacho. Un joven. – hermoso – parado frente a mi, no pude evitar mirar a la fuente pensando que una de las estatuas se habia escapado y cobrado vida. El chico me tomo por los hombros disculpandose en italiano. Entonces, simplemente paso.

Amor a primera vista.

Aunque claro, no iba a aceptarlo tan facilmente.

Como realmente no podia articular palabras, el comenzo a hablarme en varios idiomas y solo alce la mano para que se callara.

-          Oh… hablas español. – me quede prpleja al oirle su español acentuado con italiano.

-          Si… - susurre. – lo siento… ¡tanto! – dije viendole algo triste por perder la bebida.

El miro a mis ojos y sonrio.

-          Lo lamento también, pero debes mirar por donde caminabas.

Saga Delucios 2.1: El Sello del Inmortal (Completada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora