La (no tan) ordinaria vida de Tsukishima Kei

Compasión por el diablo

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-Mención de tortura.

-Mención de la muerte de OCs.

-Mención de homofobia.

-Tsukishima repitiendo que todo le resulta problemático y Yamaguchi dándole justamente eso.

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«En esta sexta edición de "Mentes Intelectuales" traemos en exclusiva una entrevista a corazón abierto ni más ni menos que con el galardonado científico y carismático personaje público: Oikawa Tooru. Entre los tópicos tratados con el joven magnate dueño de la corporación Oikawa, revelaremos en primicia información que aún no ha sido publicada por la prensa sobre los proyectos futuros que estima poner en marcha este mismo año, así como las motivaciones que impulsaron la carrera de tal ilustrado individuo.

"...Desde pequeño he tenido cierta predilección por la ciencia. Era y sigo siendo fanático de los libros de ciencia ficción, así como de películas espaciales y de seres extraterrestres. El universo y, nuestro mismo planeta, son muy bastos. Nunca deja de sorprenderme el descubrir cosas del mismo que todos pasamos por alto."

Les citamos este inspirador fragmento antes de invitarlos cordialmente a leer la entrevista completa...»

— ¡Tsukki! —Kuroo Tetsurou le llamó la atención, logrando explotar la burbuja de concentración en la había estado ensimismado leyendo— ¡¿No te parece simplemente increíble?!

¿El qué? ¿Los logros científicos? ¿Los proyectos por venir? ¿U Oikawa Tooru en sí? Al menos eso era lo que el rubio de gafas sobrias le hubiera gustado preguntar a su compañero de cuarto (y oficio) mientras que tomaba a sorbos su tercer café del día. El tiempo que habían pasado juntos, sin embargo, era motivo suficiente para no hacerlo, ya que un Kuroo Tetsurou emocionado era equivalente a un disco rayado tan estropeado que se repetiría absurdamente por horas sin detenerse. Y para ser completamente franco, por mucho que le hiciera ilusión discutirle lo vano que era emocionarse por algo que tan poca importancia tenía en sus vidas, era demasiado temprano como para plantear su perspectiva del mundo y lo bien que harían los seres humanos en extinguirse en vez de seguir rebuscándole un sentido a la naturaleza del universo mismo.

—Lo que me parece verdaderamente increíble es que sigas suscrito a esa revista, Kuroo-san —optó a responderle en tono jocoso—. ¿Si sabes que el artículo en unas pocas horas estará resubido en internet?

— ¡Eso le quitaría toda la magia al asunto! —exclamó el morocho entre mordiscos que le estaba dando a su almuerzo.

— ¿Estás consciente de que eres un nerd de cuidado?

— ¡Apasionado, querrás decir! ¡¿Y qué son esas formas de tratar a tu superior?! —exageró su compañero de cuarto, poniendo mohines aniñados como si realmente lo hubiera ofendido de sobremanera—. Quien no nos conociera pensaría que aquí tú eres mayor que yo.

Tsukishima suspiró profundamente antes de contraatacarlo verbalmente.

—Discrepo. Solo un vejestorio se resistiría a usar la tecnología para leer artículos en línea. Y aquí tú lo eres, Kuroo-san.

— ¡¿Acabas de llamarme vejete en mi propia cara?!

Ignorando el berrinche que Kuroo estaba haciendo al igual que la patética actuación que estaba dando en su papel de principal víctima ante los ataques verbales de Tsukishima Kei, el rubio posó sus ojos en su celular, sin prestarle mucha atención tampoco a su casilla de mensajes que estaba al borde de detonar y que de todos modos no pensaba responder. La cabeza comenzaba a dolerle de solo verla.