𝗖𝗔𝗡'𝗧 𝗬𝗢𝗨 𝗦𝗘𝗘 𝗠𝗘? - [𝗧𝗫𝗧 & 𝗧/𝗡] - 𝗖𝗢𝗠𝗣𝗟𝗘𝗧𝗔

Capítulo 3

Al despertar fui a la cocina para preparar mi desayuno, aún era temprano, así que no había nadie, Anahí seguro seguía dormida en su dormitorio.

- ¿Yogurt y cereal? -hablé para mí misma mientras abría el refrigerador - Sí, yogurt y cereal estará bien.

Subí a mi dormitorio con mi plato de yogurt y cereal, iba a comer ahí mientras revisaba las ultimas noticias en mi celular.

- Este grupo cada vez se hace más famoso.

Hablé del grupo surcoreano BTS, me gustaban sus canciones, tenían un bonito significado, prácticamente era una fan o una ARMY como se les llaman.

- Quisiera conocerlos algún día, sería un sueño hecho realidad -suspiré imaginando como sería.

Terminé de comer mi desayuno, me aseé y me cambié de ropa, hoy era un día muy especial.

Debía estar de todas las maneras posibles muy motivada, vería a mis padres después de 4 o 5 años,ya ansiaba verlos. 

En mi cabeza ya podía imaginar nuestro reencuentro.

- TN vamos a salir a caminar un rato.

Rápidamente, Anahí abrió mi puerta, ya eran las 8 de la mañana y pensé que aún seguía dormida.

- Bien, estoy cambiada, vamos. - salimos juntas.

Las mañanas en Corea eran frías y me dí cuenta al salir de casa, en T/P normalmente hacía tanto calor que odiaba salir, pero el frió acá me estaba matando, nada comparado a T/P.

- Te extrañaré cuando vayas al internado - pronunció.

- Yo igual, pero me dijeron que los domingos son libres ¿Verdad? Podré verlos ese día - dije ante lo que dijo Anahí.

Samuel me dijo que los días domingos los estudiantes en el internado tienen permiso para volver a sus casas ese día y luego volver, así que pensaba que todos los domingos podría volver a casa a pasar un tiempo en familia.

-TN se que los domingos son libres, pero yo he sido estudiante al igual que tu y sé que esos días estarán repletos de tareas o pendientes del colegio, quizás no nos veamos en mucho tiempo -se veía triste.

- Claro que serán pesados, habrán tareas y pendientes, lo sé, pero igual puedo guardarme un tiempo para venir a verlos. -sabía que estar en un internado no sería nada fácil pero no dejaría mi familia por atrás, siempre estaría con ellos, después de todo somos familia y nos apoyamos mutuamente ¿No?

- Tengo que decirte algo que sé que no te gustará, o al menos eso creo -me miró muy triste, parecía que quería llorar.

- ¿Qué pasa? -no podía con la curiosidad-

- Me iré a trabajar a Daegu en una semana, será algo así como un internado como el tuyo, me quedaré a vivir por allí y no volveré en un largo tiempo.

No puede ser.

Mi hermana, la única que me ha acompañado por tanto tiempo, la única que supo comprenderme, la única que me entendió, la que me trajo a vivir en Corea porque sabía que sufría en T/P, la única verdadera amiga que tenía, se iba a ir en una semana.

- ¿Eso es cierto? - suplique que no fuera real, mi voz se entrecortaba mientras hablaba, pero trataba de parecer fuerte, si ella decidió ir a trabajar a Daegu significa que lo que le ofrecieron fue un buen trabajo, sé que ella siempre hace todo por mi, no me impresionaría que dejara este puesto de trabajo por la misma razón. No se lo dejaría de ninguna forma.

- Si lo es TN, en una semana me iré, ¿Qué te parece? - ¿Que me parecía? Pues me parecía fatal, pero para ella era una buena oportunidad en su vida.

- Creo que es estupendo. - estaba apunto de llorar, pero resistiría, resistiría todo lo que fuera posible - ¿Qué trabajo te ofrecieron? -traté de sonreír, aunque el resultado no fue muy bueno.

-Te conozco TN, sé que no estás feliz. -me abrazó.

- Me conoces tan bien que sabes cuando estoy mintiendo. -agarré sus manos y la miré con una sonrisa - Es una buena oportunidad de trabajo, lo sé porque tu no aceptarías cualquier cosa, tienes que trabajar, elaborar tu vida, tienes que ir a Daegu.

- Es el trabajo con el que siempre he soñado, y se está haciendo realidad, es como un sueño, no me lo creerías.

- Te creo, esto te hará feliz, no te preocupes por mí mientras estés en Daegu, yo estaré muy bien, sé cuidarme sola. -sonreí un poco-

- Claro que sabes, pero aún hay muchas cosas que tienes que descubrir, tienes 15 años, eres muy pequeña.

-No lo soy tanto, en unos meses cumpliré 16.

Estaba a punto de pasar a la adolescencia, la pubertad ya estaba siendo dejada.

- Bien pequeña, ¿Volvemos a casa?

- Sí, volvamos, me estoy congelando -dije mientras me abrazaba con mis brazos.

-Estoy igual que tú - las dos reímos juntas.

[...]

Ya había pasado un tiempo desde que regresamos a casa, como unas dos horas y media, mis padres llegarían en dos horas, cada ves estaba más emocionada, decidí tomarme un baño para estar presentable en la ocasión.

Anahi y yo elegímos que ropa ponernos para cuando nuestros padres llegaran, teníamos unas prendas en nuestras manos.

- Este vestido te queda muy bien, pruébate y me dices si te gusta. -le dí un vestido morado que combinada muy bien con ella. El vestido era algo simple pero encajaba perfecto.

Después de que Anahí aprobara el vestido que le mostré, ella eligió uno para mí.

No era muy llamativo, tal y cómo me gustaba, igual tampoco se me veía tan mal, así que eligió este para ponérmelo cuando mis padres lleguen.

Usaría un vestido ligero de tonos claros.

Después de un tiempo solo estábamos esperando a que el timbre sonara y nuestros padres entren desde la puerta.

Estábamos esperando en el sillón, Samuel estaba con nosotros, de nuevo pude notar las miradas que se daban entre ellos.

- Enserio, sus miradas cada vez se vuelven más insoportables, confiesense ya. -hablé fuerte como para que me escucharan los dos.

- ¡¡Cállate niña!! ¿De qué hablas? -me dió un ligero golpe en la pierna- No le hagas caso Samuel. -hizo una sonrisa falsa.

- Digo la verdad, desde que se vieron por primera vez no han parado de darse señas, y no aguanto con sus indirectas. - era cierto siempre se andaban indirectas, pero al parecer ni uno de los dos se habían dado cuenta.

- Esto se está volviendo incomodo - habló Anahí, los dos estaban sonrojados, me dio un poco de risa -  TN siempre fue una pequeña traviesa, seguro está mintiendo. -me abrazó muy fuerte, me estaba casi asfixiando.

- ¡Suéltame, anciana!  Me estás ahogando. - hablé con lo que pude, noté que Samuel reía por nuestro espectáculo.

-¿A quién le dices anciana? Ni siquiera llego a los treinta, mocosa cómo te atre- fue interrumpida por el timbre de casa.

- ¿Es lo que creo que es? -miré a Anahi un tanto sorprendida, nuestros padres estaban a punto de entrar.

-Oh por Dios, ponte derecha, rápido derecha -me susurró.

-Mucho gusto verlos de nuevo, señores Jones - Samuel abrió la puerta con una sonrisa en los labios.

- ¿Qué tal Samuel? - dijo una voz femenina.