Capítulo 1

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Narra Xiao Zhan:
            

Miré nuevamente mi teléfono y revisé el número de habitación en la que se llevaría acabo la reunión: 315B.

—Trescientos doce, trescientos trece… —cuento las habitaciones en voz alta mientras sigo buscando—, catorce… ¡Trescientos quince! —exclamo en cuanto veo los números dorados a mi costado izquierdo.

Tendré que pedirles que las próximas reuniones las hagamos en mi casa. Perderme en las oficinas cada vez que vengo me hace sentir patético…

Sin tomarme la molestia de tocar antes de entrar, debido a lo cansado que ya me encontraba de haber recorrido una infinidad de pasillos para llegar a mi destino, me limité a tirar de la manija y empujar la puerta, pero al momento en que mi figura estuvo dentro de la habitación, todos guardaron silencio.

—Hola —saludo mostrando una pequeña sonrisa, tratando de sobrellevar la incomodidad del silencio, mas, pronto pude notar el nerviosismo con el que mis compañeros se miraban entre sí, desbordando con ello mi mal contenida curiosidad—. ¿Pasa algo?

Nuevamente todos se miraron, pasándose un mensaje silencioso del que claramente yo era objetivo. El pánico nace en mi pecho y no tarda más que un par de segundos en desatar un sentimiento de nula pertenencia que no sentía desde mis inicios en la banda.

— ¿Está todo en orden? —Mi voz tiembla levemente en la última palabra, a pesar de que estoy tratando de concentrar toda mi ansiedad en mis puños, los cuales aprieto con fuerza.

—Será mejor si le dices tú —murmura Zifan a Zhi Guang, quien le observa con incredulidad—. Se lo tomará mejor… —añade encogiéndose de hombros.

— ¿Decirme qué? —exijo, haciendo mi mejor esfuerzo por mantener mi ansiedad al límite.

Todos se quedan callados mirando a Xia Zhi Guang, esperando porque él tome la palabra y me explique lo que sucede, mientras que él los observa suplicando en silencio porque lo releven de la, al parecer, increíblemente difícil tarea.

—Xiao… Am, lo que pasa, es que… —Da un par de pasos al frente para poder tomarme del hombro, antes de seguir hablando—. Nos invitaron a participar en un programa… Uno en el que ya hemos salido antes, tú sabes, como un “aniversario”.

—De acuerdo… —digo esperando que continúe.

Él me observa, se muerde el labio y suspira con pesadez. Gira su rostro hacia nuestros compañeros, suplicando porque alguien más tome el papel, pero ninguno hace más que ver al suelo o a la pared, evadiendo de forma silenciosa sus súplicas.

—Y bueno, después de la salida de Chen Zexi, nosotros necesitamos promocionarnos nuevamente, como un grupo de solo ocho miembros —Inclina su cabeza hacia su lado derecho como si estuviese esperando que yo deduzca el resto, lamentablemente para él, no puedo hacerlo.

—Sí, creo que tiene sentido; por lo que veo, ya aceptaron participar, aún sin haberme consultado.

La inferencia la digo sonriendo con levedad, tratando de desvanecer el ambiente tenso que había hasta el momento. No puedo evitar sentirme excluido, más cuando ellos asienten con expresiones culpables en sus rostros, pero prefiero no pensar tanto en ello y resumir mi frustración en un largo suspiro que suelto con calma.

—Ya veo… ¿Puedo al menos saber qué programa es?

Y al instante, todos se crispan, y el ambiente nuevamente se vuelve tenso. Las sospechas invaden mis pensamientos y lo único que soy capaz de hacer, es rezar porque mi presentimiento no se convierta en una realidad.

—Day Day Up —contesta A-Yue uniéndose a la conversación.

Tres palabras son más que suficientes para hacer que me odie a mí mismo y a mis suposiciones. Con los ojos bien abiertos y el gesto lleno de incredulidad les imploro con el corte de mi aliento que retracten sus palabras, o que alguno de ellos se arrepienta de su decisión y proponga cancelar nuestra asistencia al programa, pero ninguno hace nada más que esperar por mi respuesta.

Sin dejar de mirarlos doy un par de pasos atrás, hasta que encuentro la pared y dejo caer sobre ella la mitad de mi peso. Espero lo que para mí es una eternidad, en la habitación reina el silencio y con ello, sé que ninguno de ellos se ofrecerá a cubrirme ese día si yo decido faltar.

—No —ladro, sintiéndome abatido—. Absolutamente no —repito—. Chicos, ustedes saben quién estará allí… ¡Ustedes saben lo que pasó!

Mi vista se vuelve borrosa y los recuerdos se ven envueltos por la furia que ahora me llena. Incapaz soy de elevar mi vista del suelo, pues el dolor de la despedida sigue siendo tan vívida como lo fue en aquel instante.
No estoy listo para volver a verle…

—No puedo creer que hayan aceptado —lamento sintiéndome desdichado—. Díganme, ¿es que acaso ya no soy miembro del grupo?

—Xiao, sabes que no es de ese modo —Se integra Zifan acercándose a mí, pero yo le esquivo enseguida, asqueado ante su posible tacto.

— ¿No es de ese modo? —repito con burla, haciendo mi mejor esfuerzo por retener mis lágrimas—. ¡Claro que es de ese modo! Si no, al menos me habrían preguntado lo que opinaba al respecto… Si no fuera de ese modo, ¡hubieran tomado en cuenta mi opinión antes de tomar una decisión así!

Zhi Guan se acerca a mí de manera sigilosa, tanto, que me es imposible huir de su toque como lo he hecho con Guo Zifan, así que, sin gozar de más posibilidades, me resigno a dejar que me tome del brazo y me ayude a incorporarme.

—Xiao, entiendo que estés molesto, pero nadie quería decírtelo por esta misma razón… —dice con la voz llena de culpa.

—Y si sabían cuál iba a ser mi respuesta, ¿por qué aceptaron? —Le recrimino con los ojos entrecerrados y el dolor de su traición tiñendo mi alma.

—Es lo mejor para el grupo… y también es lo mejor para ti —afirma Chu Yue con semblante serio, tomándose demasiado en serio su papel de líder.

— ¿Lo mejor para mí? —cuestiono con las cejas alzadas—. ¿Tú sabes qué es lo mejor para mí?

—Xiao Zhan, tu rendimiento ha disminuido demasiado desde que terminaste con Wang Yibo —explica dando un suspiro—. Y lo entendemos, créeme que sí. Nosotros te veíamos lo feliz que eras, pero no puedes seguir sufriendo por siempre. ¡Tienes que enfrentarlo y seguir con tu vida!

Su voz teñida con desesperación mientras toma mis manos entre las suyas para apretarlas con fuerza, dándome ánimos para darle cara a mi dolor. Por unos momentos no sé cómo mirarle; me es imposible no sentirme traicionado, pero sé que tiene razón y en puedo leer la verdad, escrita en el brillo de sus ojos, con los que me observa suplicante, incitándome a ser lo suficientemente fuerte como para enfrentarme una vez más al mundo, pero sobre todo: ser lo suficientemente valiente como para enfrentarme a Wang Yibo.

—Tienes razón —digo dando un par de asentimientos con la cabeza—. Es necesario seguir con la promoción de la banda.

Luego de mis palabras, todos sueltan un suspiro de alivio, y comienzan a darme ánimos para mentalizarme, consejos que acepto con una sonrisa, a pesar de que en el fondo sé, que cuando llegue el momento, toda la preparación que pueda tener, no valdrá nada cuando lo tenga frente a mí; mientras tanto, lo único que puedo hacer es prepararme para darle cara al mundo… con respecto a mi ex amante, supongo que será algo que pensaré cuando llegue el momento.

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