Capítulo 3

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     Narra Xiao Zhan:

Logro escuchar las risas del público, y las voces de los presentadores... Los pasos de las personas que cruzan a mi lado, las charlas entre las personas del staff, incluso la plática que mantienen mis compañeros... Todo parece lejano.

Recuerdos y dudas llenan mis pensamientos. Un estallido de risas, y el nombre que tanto llenó mis labios, ahora resuena contra las paredes del lugar. Incómodo, busco refugio en el techo, esperando que el eco en mi cabeza llegue a su final.

Y justo cuando su nombre por fin abandona mi cerebro, un monosílabo. Reconozco su voz, y cada célula de mi cuerpo reboza de alegría, suplicándome por correr a él, y exigir su contacto; un derecho que hace mucho perdí.

No ha dicho ni una palabra, pero mi corazón ya tiembla —pienso con una sonrisa melancólica surcando mis labios. Me siento estúpido al saber que, sin importar el tiempo, él sigue siendo el dueño de mi ser.

Me pregunto si soy consciente de lo que estoy por enfrentar... Estoy por volver al lugar al que creí jamás volvería... Voy a encontrarme con alguien, con quien esperaba no volver a encontrarme en un largo tiempo...

Mi sangre, mezclándose con la adrenalina, incrementa la velocidad con la que transita mi cuerpo, algo que pronto se puede notar en mis manos sudorosas; el aire en mis pulmones comienza a ser insuficiente; los sonidos suenan huecos y lejanos, y las figuras, junto a los colores se difuminan y tuercen de forma incomprensible para mi cerebro.

— ¡Dos minutos! —Nos avisa uno de los asistentes que pasa corriendo frente a nosotros.

La noticia recorre mi ser en un instante, dejando tras de sí, una corriente eléctrica que me hace temblar. Y es hasta este momento que puedo comprender lo que está por pasar: estoy por volver.

— ¡Xiao! —Me llama Zhi Guang, cruzando su brazo derecho por sobre mis hombros.

Ante el toque, mi cuerpo reacciona como si estuviera bajo ataque, dando un respingo y pegando mis extremidades superiores a mi torso. Guang me observa con sorpresa, y enarca las cejas esperando una explicación.

—Son los nervios —excuso sabiendo que carezco de palabras suficientes.

—Y yo que venía a preguntarte si ya estabas listo —finge lamentarse, sacándome una sonrisa—. ¿Ya estás listo? —pregunta con tono burlón, a lo que pongo los ojos en blanco.

Zhi Guang siempre ha actuado como un tranquilizante para mí antes del espectáculo; su forma socarrona de acercarse, quitándole total importancia a cualquier situación, me permite olvidarme —al menos de forma momentánea— de lo que pueda estar ocurriendo a mi alrededor.

—Sí —Una gran cantidad de aire llenando mis pulmones—... bueno, no —termino por admitir, teniendo una extraña mueca en el rostro, a la vez que me encojo de hombros, sabiendo que no es respuesta suficiente.

— ¿"Sí, bueno, no"? —repite divertido.

—Hace tiempo que no hago ningún tipo de presentación —respondo luego de haber expulsado todo el oxígeno que resguardaba mi organismo en un solo suspiro—, además de que...

Una punzada de escozor se hace presente en mi nuca y, junto con ella, surge en mi pecho una extraña e incómoda sensación, que, afortunada o desafortunadamente, conozco bien: la sospecha de ser observado.

Curioso giro mi torso con levedad, teniendo el cuidado de no apartar a mi amigo en el proceso, y una vez que gozo de mejor visión, comienzo a recorrer el sitio con la mirada; los primeros en llamar mi atención son los tramoyistas, pero casi de inmediato debo descartarlos, debido a lo ocupados que se les ve en su trabajo; frente a mí (lo que antes quedaba a mis espaldas), los asistentes del director, junto al primer y segundo asistente, asegurándoles de forma energética que todo se encuentra en orden; miro entonces a mi derecha, donde se encuentran el resto de mis compañeros, hablando y riendo entre ellos de forma animada, mi vista viaja al lado contrario, a mi izquierda, y no hace falta más que un vistazo para saber dar respuesta a mis sospechas.

La distancia entre los dos no podría considerarse como "extrema", pero sé que la profundidad de su mirar no se debe a la cercanía, sino a que todo lo que no puede pronunciar con sus labios, se ha decidido a expresarlo en su mirar, incrementando el ya de por sí oscuro tono de sus ojos.

Con el ceño fruncido y los brazos cruzados sobre el pecho, Li Wenhan me observa.

— ¡Hey! ¿todo en orden? —Un golpe juguetón por parte de Guang me hacer regresar mi atención a él.

—Todo en orden —contesto devolviéndole el golpe, a lo que él comienza a quejarse de forma exagerada—. ¡Vamos, vamos! Te lo he dado con la misma fuerza que tú a mí —digo tratando de justificarme ante mi propia culpabilidad.

— ¡Duele, duele tanto! —Vocifera, llamando la atención de varias personas que cruzaban cerca de nosotros.

— ¡Shh! —Le pido haciéndole señas de que guarde silencio— ¡Guang, están por llamarnos! —aseguro, sintiendo cómo el pánico comienza a apoderarse de mí cuando sus gritos aumentan de volumen—. ¡Cállate, cállate!

Afortunadamente, antes de que el escándalo de mi amigo continuara en aumento, se dio la indicación para nuestra entrada, así que los gritos de Zhi se vieron opacados por el coro de "We want what we want".

Mi corazón golpea fuertemente contra mi pecho en cuanto cruzo el espacio entre las pantallas que se acaba de abrir frente a nosotros; en un instante las "interminables" horas de ensayo, muestran su razón de ser.

Ya no hay noche sin dormir que parezca inútil, ni sacrificio que sea absurdo, pues el eco sordo que dejan los gritos de emoción del público, son la recompensa más preciada que justifica todo pesar.

Cientos de rostros en las gradas observándome, la emoción desbordándose en su voz cuando gritan mi nombre. Sonidos hay miles, algunos de más volumen que otros, pero son los latidos de mi corazón al golpearse contra mi pecho, los que suenan más fuerte que todo, logrando sobreasar incluso los coros con mi nombre.

Has vuelto, Xiao Zhan —Me digo siendo preso de una sonrisa nerviosa.

Wang Han hace los primeros comentarios una vez el público lo permite, pidiéndole a su hermano que tome sitio junto a su banda, para que podamos proceder con las actividades. Él da un asentimiento y tranquilamente se encamina hacia sus compañeros.

Respira, Zhan —Me ordeno—. Es obvio que tomará el sitio junto a Wenhan... Es el que le queda más cerca... No es necesario que lo vigiles. Claramente es lo que hará...

Y es por la posibilidad de que haga lo contrario que desobedezco mis propias órdenes y observo con atención cada uno de sus movimientos. Sus ojos fijos en el suelo, su paso relajado, su figura llenando cada rincón de mi cabeza, un mechón de cabello que se acomoda tras la oreja... Mi boca seca...

¡Concéntrate, maldición! —Me gruño a mí mismo apartando la mirada de él, al ver que comenzaba a divagar—. Solo es para asegurarnos que tomará un lugar lejano... —La mentira es evidente, pero debo hacer un esfuerzo por creerla.

Y una vez mentalizado con dicha falsedad, abro los ojos para buscarlo, y, lo que encuentro, resulta ser lo que menos necesitaba en este momento, a pesar de ser lo que más quería: se ha situado en el último asiento de su lado, lo que le deja, prácticamente, a mi lado, y su mirada ha encontrado la mía... fija sobre él.

El aliento cruza mis labios una última vez antes de extinguirse. Wang Yibo se encuentra cerca de mí, casi a mi lado. La distancia entre los dos no supera el metro, y eso es más que suficiente para que todo en mí se descontrole.

———

¡Hola, hola mis hermosas shikitas beias! ¿Cómo están? Espero que muy bien uwu

Perdón si me tardé con la actualización... (Y eso que apenas comencé con esta historia :c). Lo que pasa, es que me quería tomar un descanso antes de entrar a la universidad... ¡Porque ya entré! ¡Yei~! Bueno, entro el lunes 24 xd, pero ya está todo en regla y así ;w;

En fin, díganme qué les pareció el capítulo TwT Si tienen algún consejo, o sugerencia, saben que siempre es bienvenido uwu

Bueno, eso es todo por el momento ;D ¡Nos vemos en el próximo capítulo! Espero que eso sea pronto u3u

¡No olviden que los amo! <3

¡Bai~!

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