P r o l o g o.

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Orfanato.

Tres niñas iban caminando tomadas de la mano y miraban para todos lados buscando algún lugar donde pasar la noche.

-Cheelia, ¿A dónde iremos? –pregunto la que parecía ser la más pequeña.

-No tengo idea, pero nos las arreglaremos –respondió con algo de seguridad Cheelia tratando de brindarle confianza a su hermana.

-¿Mmm? ¿Estás perdido? –pregunto la otra niña agachándose a la altura de un perrito pequeño.

Las otras dos hermanas se agacharon acariciando al perro y la pequeña lo tomó en brazos.

-Cuídalo bien Charla, Cheelia y yo iremos a buscar algo de comida para los cuatro –dijo la hermana de Charla mientras ella y Cheelia iban en busca de comida.

(. . .)

Después de robarle la bolsa de compra a una señora Cheelia y su hermana salieron corriendo directo al lugar donde estaba Charla escondida.

-Tsubaki, ¿Dónde esta Charla? –pregunto Cheelia buscando con la mirada a su hermana, esta no aparecía y ya se estaban preocupando.

-De seguro se fue a la tienda de juguetes –respondió Tsubaki.

Se encaminaron a la tienda de juguetes, pero la castaña no aparecía y cuando se dieron la vuelta estaba esta con la cabeza agachada y un hombre algo canoso estaba consolándola.

-¿Quién es usted? –pregunto Tsubaki al ver al hombre hablando con Charla.

-¿Dónde pasaran la noche? –pregunto él sin prestarle atención a la pregunta de Tsubaki.

-Que le importa –escupió Cheelia.

Después todo se volvió negro.

Despertaron en una habitación, las camas eran bastante cómodas y el perrito que estaban escondiendo dormía placenteramente junto a Tsubaki.

-Umm... -despertó Cheelia con un horrible dolor en la cabeza.

Volteo a ver a sus lados tratando de saber dónde estaban y subió la sabana viendo que aún traía la ropa puesta y que el hombre no había abusado de ninguna.

-Tsubaki... Tsubaki... -removió la castaña a su hermana menor y esta despertó igual que Cheelia.

-¿Qué quieres Cheelia? –bostezó Tsubaki y miró a su hermana mayor.

-No sé dónde estamos, ¿recuerdas algo? –pregunto.

-No, la verdad no... -analizó Tsubaki el lugar donde estaban y despertó a su perro.

Cheelia y Tsubaki salieron del cuarto dejando a Charla dormir, la puerta no tenía cerrojo y había un enorme pasillo con variedad de ventanas que dejaban ver un patio con fuente, el lugar era hecho de ladrillos y las puertas eran totalmente blancas.

-Vamos a investigar –comentó Tsubaki.

-¿Esto... es una mansión? –se preguntó a si misma Cheelia en un murmuro.

Corrieron escaleras abajo y en la planta baja que parecía ser el recibidor estaba una estatua de Dios, al menos la típica estatua de él atado a una cruz.

-No es una mansión, ¡es un convento para monjas! –exclamó Cheelia.

-Creo que es un orfanato, estúpida.

-¿Puedo ayudarlas en algo, señoritas? –pregunto una monja detrás de ellas.

(. . .)

Cheelia y Tsubaki estaban en el pasillo sosteniendo dos cubetas de agua y cuatro libros en la cabeza mientras Charla que ya estaba despierta hablaba animadamente con la monja Yola.

E D I T A N D O | Las Trillizas Mukami | Diabolik LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora