TRES

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𝚋𝚘𝚗𝚒𝚝𝚊 𝚛𝚘𝚙𝚊

A pesar de que Luzu siempre usaba el mismo tipo de sudaderas (holgadas, oscuras y de una talla extra a la adecuada) a veces, y quiero decir, muy pocas veces, tomaba la decisión de usar algo diferente de verse diferente

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A pesar de que Luzu siempre usaba el mismo tipo de sudaderas (holgadas, oscuras y de una talla extra a la adecuada) a veces, y quiero decir, muy pocas veces, tomaba la decisión de usar algo diferente de verse diferente.

Esta vez dejó las sudaderas a un lado. El día era demasiado caluroso como para usarlas, así que se dio la libertad de usar algo... un poco más ligero.

Una playera gris de manga corta que dejaba ver sus trabajados músculos y un pantalón corto que favorecía a sus piernas.
Rubén agradecía a todos los dioses existentes por hacer el día más caluroso de lo normal, bueno, eso después de ver a Luzu. Antes de eso, les había insultado al cansancio por aquel clima tan horrendo.

Se acercó a él con seguridad y con la baba amenazando a escurrir por sus labios.

– Luzu... – Llamó con una enorme sonrisa.

– ¡Rabis, hola! – Dijo y movió su mano en forma de saludo.

Rubius tragó con fuerza y soltó una risa nerviosa. – Bonita ropa...

– Uh... gracias, creo que se siente más cómoda y-

Antes de que Luzu pudiera terminar, Rubius se dio la oportunidad de hacer uno de sus torpes coqueteos. Siempre con esa gran sonrisa. – ¿Me dejas ver qué hay debajo?

Luzu se quedó callado unos pocos pero largos segundos. – ¿Disculpa? – Quiso corroborar lo que había escuchado. Sus mejillas ardían y Rubén sólo podía sonreír aún más, si es que eso era posible.

– Lo qué pasa es, Luzu. – Le tomó una mano. – Que no puedes ser tan egoísta al ser una obra de arte y no dejar ver cada detalle.

Luzu no respondió estaba muy avergonzado cómo hacerlo.

Rubén al no obtener ni una risa de el chico, entró en pánico. – Ah... – Pero ahora que ambos no sabían que decir, únicamente compartían un incómodo silencio.

Hasta que Luzu carcajeó. – ¿De dónde sacas frases así? – Cuestionó y Rubius pudo volver a respirar con normalidad.

– Ah... esto es más complicado de lo que creí. – Se quejó.

– ¿Qué cosa?

Rubius le miró directo a los ojos y quiso descifrar si tal vez Luzu sabía que él no estaba jugando, que estaba intentando coquetear en serio, pero no encontró más que confusión y curiosidad en su mirada; suspiró, tendría que ser más directo la próxima.

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NO SÉ LIGAR | luzubius Donde viven las historias. Descúbrelo ahora