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El viernes por la tarde había llegado el momento de estar recostado en aquel diván. No era algo que le molestara. Era cómodo y YoungMi, su psicóloga siempre hacía su mejor esfuerzo para tratar de sacarle información a JungKook sin necesidad de bombardearlo de preguntas y hacer que se sintiera presionado. Ella hacía preguntas, el otro respondía la mayor parte con gestos corporales como encogerse de hombros y negar con la cabeza y ella anotaba todo en una libreta que siempre llevaba encima durante las sesiones.

–Dime JungKook, ¿Como van tus clases? ¿Algo que quieras comentar?

–Odio las fracciones. –Dijo al cabo de pensar su respuesta por varios segundos.

–¿Pero logras entenderlas?

El castaño asintió.

–Bien, no puede ser tan malo entonces, las fracciones no han matado a nadie hasta el día de hoy.– Hizo una pausa. –Y dime ¿Cuando fue la última vez que saliste de tu casa? Sin contar las sesiones y reuniones familiares.

JungKook esta vez meditó durante minutos. El no había hecho amigos. No tenía lugares a los que le interesará ir. Entonces no hallaba motivos para de su casa. Se limitó a negar con la cabeza.

–¿No lo recuerdas? –Preguntó la mujer. –¿Se debe a que fue hace mucho tiempo?

El asintió de nuevo.

–Bien, no hay nada de malo en eso, uno siempre se siente a salvo del mundo exterior en su casa,  sin embargo deberías analizar la posibilidad de salir.

El castaño hizo una mueca con sus labios dejando en claro que la idea no lo emocionaba en lo más mínimo.

–Bien, esto es todo por hoy, hablare con tu padre y en unos minutos podrán irse.

La psicóloga se encargo de decirle ella misma a JiHyng que incentivará a JungKook a salir de su casa. Que lo hiciera hallar razones para querer hacerlo. Le explicó que un día él no estaría para su hijo y necesitaría valerse por sí mismo.

No necesitaba ser la gran cosa al principió. Sino ir progresando regularmente. Su padre lo comprendió y dijo que haría todo lo posible. Al otro día era sábado. Era la oportunidad perfecta para tratar de convencer a su hijo de salir.

–JungKook.– Lo llamó algo dudoso tratando de sonar casual, él emitió un sonidito sin dejar de comer, sólo para hacerle saber que lo había oído.

–lré al centro comercial en unos momentos, ¿Te gustaría acompañarme?

El castaño lo observó con el ceño fruncido. Definitivamente lo estaban subestimando, sabía perfectamente que la petición de su padre se debía seguramente a algo que su psicóloga le había dicho mientras platicaban a solas.

Su pensamiento al instante fue negarse, pero al ver el brillo en los ojos de su padre, esperanzado de que aceptara, no pudo hacerlo. Él deseaba que su hijo pudiera llevar una vida común y corriente, no porque lo consideraba una carga, sino porque quería lo mejor para el. Sabía que no sería obligado a nada, y a veces incluso se aprovechaba un poco de ello.

Pero esta vez pensó se sentía culpable si arruinaba su ilusión rechazando la invitación. Dudó y dudó, hasta que finalmente dio un largo suspiro.

–Esta bien.– Digo a secas, su padre sonrió ampliamente feliz sin poder creerlo, tuvo que contenerse para no comenzar a dar saltos a causa de la emoción.

–¡Te compraré lo que quieras! ¡Gracias! ¡Muchas gracias!– Decía exaltado.

JungKook desvío la mirada.–Iré por mis cosas.

Cuando se encontró solo comenzó a morderse las uñas. La ansiedad invadía su cuerpo y sentía su es estómago ceñirse. Había aceptado salir de su casa. Y no se dirigían e un lugar precisamente tranquilo. Era un lugar repletó de personas. JungKook se cambio la ropa y subió al auto. Hacía mucho tiempo que no se encontraba tan intranquilo. Miles de posibilidades horribles rondaban en su cabeza. Aunque trataba de mantenerlas alejadas, éstas permanecían. Trataba de actuar lo más natural posible para no alarmar a su padre. JiHyng aparcó el auto en el estacionamiento y descendieron de él. El centro comercial estaba a sólo siete cuadras de donde vivían. Pero iban en auto para cargar todos los víveres y las compras en él.

JungKook observaba el inmenso edificio con algo de pavor. Más bien, bastante.

–¿Quieres que te tome la mano?–Preguntó su padre, pero el negó.

JungKook solía pensar a menudo que su padre lo veía como un niño en lugar de verlo como un adolescente que era. Comenzaron a caminar hacia la entrada. Una vez adentro JungKook quedó anonadado. Veía todo con ojos curiosos. Las luces, los comercios, la música proveniente de algún lugar, el bullicio. En verdad hacía mucho tiempo que no salía de su casa. Se encontraba algo paranoico observando a cada persona que pasaba a su lado. A la defensiva.

JiHyung no había, estaba esperando que se acostumbrara al campo visual tan repleto de cosas. Tan complejo. Luego de unos minutos JungKook comenzó a caminar lentamente, paso tras paso. Su padre sonrió y lo guió a la sección del enorme súper mercado. Seguía los pasos de su padre a paso soldado, siempre firme tras su espalda, mientras recorrían los góndolas. Algunas personas saludaban a JiHyung. Supuso que eran conocidos de hacer las compras y cruzarse repetidas veces.

–¿Este es tu hijo JungKook del que tanto hablas?– Preguntó una señora bastante mayor mirando al castaño menor.

–Si, él es mi Kookie.– Dijo orgulloso.

–Es más hermoso aún en persona.– La anciana tendió su brazo derecho hacia el, tal vez para desordenar su cabello pero JungKook abrió los ojos sorprendido y dio un par de pasos hacia atrás, fuera de su alcance.

–Es algo tímido.– Digo rápidamente JiHyung interponiéndose entre su hijo y la señora. –Si nos disculpa, ya debemos irnos. Nos vemos seguramente la próxima semana, señora Kang.

–Claro, cariño. Un gusto conocerte, JungKook.– Dijo amablemente, pero él sólo la observó asustado y se alejo lo más rápido posible. JiHyung fue tras sus pasos hasta alcanzarlo.

–¡JungKook, espera!– Dijo algo agitado, al oírlo el castaño se detuvo.

–No pasa nada, la señora Kang es inofensiva.

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Hola, hermosuras, ¿como están? Espero que muy bien.

Si hay algún error ortográfico, lo siento.

Cuidense mucho.

Se les quiere mucho.

1024 palabras.

El chico de la librería.  ❬TaeKook❭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora